No es cierto que la ley da para todo, que los abogados siempre puedan conseguirle la vuelta a un texto legal y que por ende, el Gobierno pueda estirar la norma indefinidamente para enredar a la Asamblea Nacional en una madeja leguleya, un nudo gordiano que la inmovilice y termine por anular la voluntad popular que dicha Asamblea representa. La realidad es que, al alejarse de la norma constitucional, el tinglado legal del Gobierno pierde toda consistencia interna y los actos “de jure” pasan a ser simples actos “de facto”. El problemilla es que, con el cambio en la correlación de fuerzas políticas, se diluye el precedente legal y lo que hoy luce con algún piso jurídico mañana amanece en el aire. Leer más