Pablo Pérez
Es digno de un profundo estudio multidisciplinario el empeño del Gobierno y sus voceros de negar la dura realidad que golpea a todos los venezolanos. Lo más llamativo es que sólo ellos mismos se están convenciendo con sus propias mentiras, porque la mayoría de los venezolanos están claros que son unos incapaces que no podrán resolver los problemas.
Para resolver un problema existe un principio básico y es reconocer que existe, que hay personas afectadas y que se debe solventar. Si te empeñas en negar que hay escasez, que la inflación es real y acabó con el ingreso del venezolano y que estamos en una crisis humanitaria; nunca podrás asumir que te equivocaste y muchos menos admitir que se necesita un cambio en la conducción del país. El Gobierno está alucinando en su propia fantasía épica revolucionaria.
El discurso de la Canciller ante el Consejo Permanente de la OEA negando el desabastecimiento de alimentos y medicinas en Venezuela, preocupa porque esos argumentos hubieran sido aceptados a mediados del siglo XX, pero en pleno siglo XXI y con el auge de las redes sociales y la capacidad de auscultar la realidad de los medios de comunicación, es imposible ocultar la tragedia que vive el país. Que vaya a decirles eso a los pacientes de los hospitales donde no hay comida para alimentarlos.
Pero además la negativa del Gobierno de Nicolás Maduro de aceptar a la organización católica Caritas la posibilidad de traer medicamentos de alto costo para pacientes crónicos, es un crimen de lesa humanidad. La ambición por el poder no puede estar por encima de los intereses ciudadanos. No puede ser más importante que resolver los padecimientos del pueblo.
Y hasta da risa cuando un ministro alega que hay “entusiasmo de los empresarios por invertir en Venezuela”, cuando seguimos sin Estado de Derecho y por eso no hay seguridad jurídica para las inversiones. Pero además no hay acceso a las divisas y sin dólares es imposible traer la materia prima que se requiere en los procesos de producción.
El Gobierno sigue ciego. Sigue intentando ocultar la realidad. Persiste en su afán de obstaculizar cualquier proceso de cambio en Venezuela. Ese divorcio con los problemas que padecen los ciudadanos les va a costar muy caro porque el cambio es irreversible.
Pero ese cambio necesita de la participación de todos los venezolanos. No es un asunto exclusivo de los partidos y la dirigencia política. Cada venezolano debe sumarse a esta lucha por la salida de Maduro y la erradicación del modelo socialista que sólo significa atraso y corrupción. Vale la pena luchar por Venezuela.
Pablo Pérez / @PabloPerezOf Opinión | Pablo Pérez: Divorciados de la realidad