ESPECIAL Diarioelvistazo | Argel Fernández
Casi una década transcurrió para que Cándida Requena conociera el segundo desenlace judicial de los acusados en el crimen de su hijo: El pastor evangélico del Centro Mundial de Paz, Jean Carlos Salazar Requena, su esposa Ingrid Rafaela Higuera, y la pequeña de ambos de cuatro años.
Fueron largos momentos de angustia, miedo, amenazas, dolor pero la mujer de ahora 70 años mantuvo viva la esperanza de ver revelada la verdad porque siempre creyó que en el caso intervendría su abogado más grande: Dios.
Requena aunque no está totalmente conforme, se sintió satisfecha tras conocer que el Tribunal Tercero en Función de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas y estado Miranda, condenó a 18 años de prisión a tres de los seis detenidos por la «Masacre de Guanipa».
Miguel Cabello, abogado que representó por nueve años a la familia Requena en el proceso, informó este lunes 19 que de manera extraoficial conocieron que el pasado 13 de marzo fueron sentenciados por haber actuado en el dantesco hecho que conmocionó al sur de Anzoátegui el 11 de diciembre de 2008, Adán González Ortega, alias «nitro», Luis Ángel Aguilarte Marín,»zombi» y José Manuel Del Moral Ortega, «la muerte».
Cabello indicó que los tres habrían confesado ante el juzgado haber participado durante la madrugada del 11 de diciembre de 2008, en el crimen contra la familia Salazar Higuera cuando se encontraban en su casa ubicada en la calle El Carmen de El Tigrito.
Esa declaración de culpa de los hombres estuvo precedida por la versión de Pedro Solórzano, primer sentenciado en el año 2010 a ocho años por su implicación en este caso. Fue trasladado desde el calabozo de la Policía Municipal de Guanipa hasta la sala de juicio en Caracas donde ratificó los hechos.
Cabello expresó que el juez los acusó por los delitos de homicidio por motivos fútiles e innobles, actos lascivos, incendio de morada. Ordenó mantener a Del Moral, González y Marín en la cárcel El Rodeo I ubicado en Guatire, donde han estado desde que el caso fue transferido de Anzoátegui a la capital. Previo a ese episodio, todos los hombres permanecieron en el Centro de Coordinación Policial El Tigre (Polianzoátegui Zona5), mientras que la mujer que había estado en el retén ubicado en el municipio Santa Ana, fue llevada hasta el Inof en Los Teques.
Todavía queda pendiente una decisión penal sobre Publio Efraín García Canales, apodado «morfo» y su expareja, Marisela Padrino Astudillo, conocida con «dragma», quienes, según Cabello, asesorados por sus abogados decidieron no admitir los hechos en la audiencia celebrada la semana pasada.
Dijo que al Tribunal de la causa le tocará decidir si son inocentes o culpables. Eso sí, de ser hallados responsables, no gozarán de ninguna reducción de la pena.
Pese a renunciar al caso a finales de 2017 por las dificultades económicas para trasladarse a Caracas, Cabello expresó que delegaron su representación en el Ministerio Público.»Sin embargo mantuvimos el seguimiento y esperamos que se termine de aplicar la máxima condena».
Visita a la medianoche. Versiones de lo ocurrido el 11/12/08.
La tragedia para el predicador, su cónyuge con dos meses de embarazo y la hija de cuatro años, comenzó ese jueves 11 de diciembre de 2008, a las 12 de la noche cuando cincos hombres y una mujer tocaron a la ventana de la vivienda del líder religioso para buscar ayuda espiritual.
Las informaciones de la época describieron que los inusitados visitantes, vestidos con ropa negra y algunos piercings, cargaban una botella de vino para celebrar por la conversión cristiana y una Biblia para orar.
Luego de someter a la familia y asesinarla utilizando armas blancas, los criminales prendieron fuego a la morada y huyeron. A eso de las 3 de la madrugada el olor a humo interrumpió el sueño de una vecina, que fue quien llamó al Cuerpo de Bomberos.
Lo que pareció un simple incendio dejó asombrados a los efectivos, quienes al ingresar al inmueble observaron los cuerpos y las cabezas de tres personas. En una de las paredes de la casa leyeron frases satánicas escritas con sangre de las víctimas.
Por las características del crimen, el Cicpc sub delegación El Tigre comenzó las investigaciones con entrevistas a miembros de tribus urbanas, grupos metálicos y satánicos, entre los que surgió el nombre de Publio García (morfo), líder del Clan Nación 01 (N-01). Este la deslindó de cualquier tendencia satánica y la definió como una organización dedicada al rescate de jóvenes arrastrados por las drogas.
En noviembre de 2009, casi un año después del suceso, la policía científica detuvo a Pedro Solórzano Freites, como sospechoso en el triple homicidio. A raíz de los testimonios, el hombre se convirtió en «testigo estrella» y fue sentenciado a purgar ocho años de cárcel. De sus declaraciones salieron a relucir los nombres de cinco personas contra quienes se libraron boletas de aprehensión.
Fueron detenidos e imputados de manera progresiva «morfo», «dragma», «nitro», «zombi» y «la muerte».
A partir de allí se desencadenó una serie de confrontaciones mediáticas entre familiares de las víctimas y de los imputados, así como una lista de actuaciones judiciales que en octubre del 2017 terminaron por radicar la causa en el Circuito Penal en Caracas por órdenes previas de la entonces fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz.
Un abogado poderoso
Cándida abriga la esperanza que el dedo de la justicia se terminará de imponer y todos los implicados pagarán. «Él es el abogado más grande, poderoso y no iba a permitir que quedara impune el crimen contra uno de sus hijos y su familia».
Aún no entiende la saña con la que actuó el grupo de seis personas contra su hijo, a quien recuerda como un hombre inofensivo y creyente de Dios. Menos comprende la crueldad contra la niña que a su corta edad llevaba inculcado el aprendizaje de la solidaridad y el bien hacia el prójimo.
No deja de repetir el agradecimiento a esa ley divina y las investigaciones que llevaron los abogados Miguel Cabello, Amanda Castillo, el Cicpc y el fiscal del Ministerio Público, Harrinson González.
Confesó que este viernes 16 de marzo cuando supo la decisión judicial no durmió por la gratitud que expresó toda la noche hacia Dios. Pese a las decisiones aduce que «no hay pena máxima» que logre aliviar el dolor en su corazón.
La próxima visita a la tumba donde reposan los restos del pastor Jean Carlos y su familia, Cándida Requena promete hablarle, decirle lo que ha hecho siempre: «Te seguiré acompañando. Sabía que Dios no te iba a dejar solo. Ahora que se ha hecho justicia y se seguirá haciendo, Dios puede disponer de mí».