Por los caminos ¿Estamos en el sitio correcto? Monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre.
En este tiempo litúrgico de la Cuaresma, nuestra Iglesia insiste en el proceso de conversión que cada discípulo de Jesucristo debe vivir. Proceso que no es puntual sino continuo. Nadie puede decir: lo he alcanzado.
1er Viacrucis Diocesano recorrió más de ocho kilómetros al sur de Anzoátegui
Presento aquí un breve decálogo que considero nos puede servir como telón de fondo al examinar ¿en qué lugar estamos con esa tarea?
1.- La conversión es recordar que Dios Padre nos hizo para sí y que todos los anhelos, expectativas, búsquedas y hasta frenesíes de nuestra vida, sólo descansarán, sólo serán plenos, cuando volvamos a El.
2.- La conversión es la llamada insistente a que asumamos, reconozcamos y purifiquemos nuestras debilidades.
3.- La conversión es ponernos en el camino, con la ternura, la humildad y la sinceridad del hijo pródigo, de rectificar los pequeños o grandes errores y defectos de nuestra vida.
4.- La conversión es entrar en uno mismo y tamizar la propia existencia a la luz del Señor Jesús, de su Palabra y de su Iglesia y descubrir todo lo que hay en nosotros de vana ambición, de presunción innecesaria, de limitación y egoísmo.
5.- La conversión es cambiar nuestra mentalidad, llena de eslóganes mundanos, lejana al Evangelio, y transformarla por una visión cristiana y sobrenatural de la vida.
6.- La conversión es cortar nuestros caminos de pecado, de materialismo, paganismo, consumismo, sensualismo, secularismo e insolidaridad y emprender el verdadero camino de los hijos e hijas de Dios Padre, ligeros de equipaje.
7.- La conversión es examinarnos de amor y encontrar nuestro corazón y nuestras manos más o menos vacías.
8.- La conversión es renunciar a nuestro viejo y acendrado egoísmo, que cierra las puertas a Dios Padre y al prójimo.
9.- La conversión es mirar a Jesucristo -como hizo Teresa de Jesús a su Cristo muy llagado- y contemplar su cuerpo desnudo, sus manos rotas, sus pies atados, su corazón traspasado sentir la necesidad de responder con amor, al Amor que no es amado.
10.- Y así, de este modo, la conversión, siempre obra de la misericordia y de la gracia de Dios Padre y del esfuerzo del hombre y de la mujer, será encuentro gozoso, sanador y transformador con Jesucristo.
31/03/19 +José Manuel, Obispo