Miles de familias venezolanas se han visto obligadas a empezar de cero, tras quedarse sin nada en las inundaciones que han devastado la región sur de Brasil.
Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), 29.000 venezolanos están bajo protección humanitaria en Rio Grande do Sul, el estado más afectado. Hasta ahora van 156 muertos, 94 desaparecidos y más de medio millón de desplazados.
Acnur está intentando entrar en contacto con ellos, además de con los 12.000 haitianos y 2.000 cubanos que se encuentran en la misma situación.
La agencia de noticias EFE reportó que en un polideportivo transformado en albergue en São Leopoldo, varias familias venezolanas esperan a que el agua vuelva a su cauce para reiniciar sus vidas.
El mencionado medio reseñó parte de la vivencia de Jesús Ernesto Guatarasma. Tiene 28 años y dos niños a su cargo: Daianny de 5, y Josué de 10. El hombre llegó a esa nación hace seis meses por trabajo.
Guatarasma aseveró que en Venezuela «las cosas están muy complicadas: no hay trabajo y la comida está muy cara».
Ahora comparte desayuno, almuerzo y cena con otras treintena de familias víctimas también del desastre. Con el rostro cansado, confiesa que está traumatizado.
La historia de Guatarasma es solo una de miles.