Aldabonazos / José “Cheo” Salazar / Twitter: Cheotigre
“Tenemos que estar complacidos, no tenemos crisis humanitaria ni un estado fallido como en Colombia”, Nicolás Maduro Moros, presidente del régimen venezolano.
El proceso de destrucción nacional avanza a paso de vencedores. Lo más grave es que en su paso arrasador, no deja nada en pie. En dónde coloca su ponzoña revolucionaria lo que dejan es ruina, devastación y desolación. No hay espacio para la salvación. Los ejemplos se cuentan por millares, en todo caso y para simplificar, haremos una apretada síntesis.
Le arrebataron la autonomía al Banco Central de Venezuela, producen dinero virtual a borbotones, desapareció el dinero físico, con ello dispararon a la estratósfera la hiperinflación y volvieron polvo cósmico el poder adquisitivo de los ingresos familiares. La clase media se empobrece a una velocidad vertiginosa y los pobres se hunden en la miseria extrema. Estamos a las puertas de una hambruna generalizada. Éxito indiscutible del chavismo.
Y digo que es un éxito del chavismo, porque no es posible que la cúpula del régimen no se conduela de la tragedia nacional que padece el pueblo venezolano ¡No! Muy por el contrario, la acrecientan. No rectifican la política económica para estimular la producción nacional. Todos los días cierran esa posibilidad y los pocos que producen y trabajan, cuando no son víctimas de saqueos producidos por la desesperación del pueblo, son atacados arteramente por los saqueos oficiales controlados, provocando, males mayores. Echan combustible al incendio.
Actúan con premedicación alevosía y felonía, utilizan todo el poder del estado para expropiar fincas, empresas e industrias productivas, para luego convertirlas en elefantes rojos ¿Qué producen las plantas de harina precocida que expropiaron? ¿Qué hicieron con las fincas que expropiaron? Pues sencillamente las arruinaron. No hay harina para la arepa y tampoco carne suficiente en el mercado y lo poco que se logra conseguir hay que pagarlo, salvo que se hagan largas y humillantes colas, a precios prohibitivos en el mercado negro. El éxito del proceso de destrucción nacional lleva a los venezolanos por el camino de la amargura. La tragedia es inocultable y la situación inaguantable. Hay que cambiarlos.
La brecha entre los ricos revolucionarios y pobres es cada vez más abismal. Dólar a BsF. 10 (DIPRO) y BsF. 3.500 (DICOM) para lo enchufados, pero para el marcador de la economía y el índice de precios al consumidor, dejan al pueblo en manos del dólar libre, paralelo o negro, que ya supera los BsF. 200.000. Esa política cambiaria es criminal y es lo que tiene al pueblo sufriendo esta crisis humanitaria, que ellos niegan, porque sencillamente llenan la barriga con los mejores manjares importados y el pueblo ya no puede comer ni hueso ruyido. Esa es la verdad del éxito del proceso de destrucción nacional.
Los que creen, todavía que el chavismo fracasó, no identifican la naturaleza del régimen que adelantan. Hunden al país en la miseria, para que todos dependamos del mendrugo que puedan dispensar a manera de limosna desde el poder. Esa es la realidad que sufrimos y muchos no ven todavía, que han tenido éxito en sus políticas corruptas y hambreadoras.
Y, para burlarse de la tragedia a la cual sobrevivimos por ahora, nos dicen que tenemos que estar complacidos. Es cinismo obsceno, caballeros.
El Tigre, enero de 2018
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