MENSAJE DE NAVIDAD 2021, monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre.
Al Presbiterio, los Diáconos, la Vida Consagrada, los Fieles Laicos, Hombres y Mujeres de Buena Voluntad. Salud y paz en el Señor Jesús
La llegada de la Navidad constituye un momento especial en la vida de la sociedad, en la vida de cada persona.
La Navidad es una persona: Jesucristo, el Hijo del Eterno Padre. Celebramos su encarnación por obra y gracia del Espíritu Santo. Celebramos que el Amor Infinito de Dios Padre se hace cercano en el rostro de la persona de este Niño que se nos ha dado.
¿Y Quién no se enternece cuando nace un niño? Este es el gran secreto que esconde la celebración navideña. Volvemos a nuestras raíces, percatándonos que somos capaces de conmovernos; nos hacemos sensibles ante la belleza, la bondad, el bien, la verdad.
La Navidad nos mueve a todos a ensayar mirar la vida con una mirada nueva. El hecho que las fiestas navideñas estén cerca del final de un año y de la apertura de uno nuevo hace que nos convirtamos en soñadores de un mundo nuevo, más fraterno. Y hacemos propósitos de ser mejores.
Y es así. La paz en la tierra y la gloria en el cielo, proclamadas por los ángeles la noche de la Navidad, despiertan en nosotros un caudal de energía que deseamos encauzar para que a nuestro paso, broten flores por todo el camino real, flores que engalanen el día a día, la vida y el quehacer de nuestros semejantes.
Es preciso que recuperemos el sentido, el valor de lo que somos y de lo que hacemos; a veces, da la impresión que somos extraños los unos para los otros, pareciera que solo nos dedicásemos a romper todos los puentes y a elevar muros; sembramos, en vez de flores, minas antipersonas para dinamitar, destruir el frágil sendero del encuentro fraterno.
El nacimiento del Niño Jesús lo percibieron primero unos sencillos pastores y unos sabios venidos de lejos. En el siglo XXI corremos el riesgo de no encontrar el camino que lleva a Belén; de buscar luces hechas a nuestra medida y perder la luz de la estrella; de andar por la vida por sendas perdidas sin esperanza y sin alegría; de escucharnos a nosotros mismos y a los que piensan como nosotros, sin escuchar a los demás perdiendo la riqueza de la pluralidad.
El Papa Francisco nos ha convocado para celebrar en Octubre del 2023 el Sínodo sobre la Sinodalidad; ha querido que en el 2022 el itinerario se haga en las pequeñas comunidades, en las parroquias, desea que, desde nuestras comunidades parroquiales, demos nuestros aportes de tal manera que se oiga la voz del pueblo. Aprender a caminar juntos – tal es el significado del término “syn-odo”- exige una buena dosis de esperanza, de entusiasmo por la vida comunitaria y de escucharnos los unos a los otros.
La dinámica sinodal “tiene la intención de inspirar a las personas a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, a hacer florecer las esperanzas de las personas, a estimular la confianza, a vendar heridas, a tejer relaciones nuevas y más profundas, a aprender unos de otros, a construir puentes, a iluminar mentes, reconfortar corazones y restaurar la fuerza en nuestras manos para nuestra misión común» (PD, 32). (Instructivo p.9).
Nuestra Diócesis de El Tigre abrirá el 2022 con la ordenación presbiteral de dos jóvenes diáconos nativos de nuestra zona: Marcial Malavé Badaraco, nativo de Zuata y César García Salazar, nativo de San Tomé. Razones para la alegría y la esperanza. A todos los presbíteros podemos aplicarles las palabras de un himno hontanares de Dios!, ¡hombres del Evangelio!, ¡humildes inteligencias luminosas!, ¡ hombres de barro tierno!, sembradores de esperanza.
El año 2022 deseamos abrir un trienio de fortalecimiento de los arciprestazgos (Beata María de San José: El Tigre; Beata Candelaria de San José: El Tigrito, San Tomé; Beata Carmen Rendiles: Pariaguán, Mapire y Zuata), de las comunidades parroquiales mediante el mantenimiento y restauración de los templos, solicitar a las autoridades respectivas la adjudicación de terrenos para construcción de nuevos templos y la creación de nuevas parroquias y así sembrar los valores del Reino de Jesucristo, reino de vida y verdad, reino de justicia y paz.
Motivo de esperanza en medio de la pandemia y de la situación difícil del país, es la labor callada y eficaz de tantos voluntarios en Cáritas, en la Catequesis, en la Pastoral de Acompañamiento y Escucha (PACES), los Ministros Extraordinarios, los miembros de las comisiones Diocesanas de Pastoral, la presencia de hombres y mujeres de buena voluntad que están construyendo un futuro promisorio porque siembran con amor y alegría.
Tenemos muchas razones para desearles a todos una Feliz Navidad porque nos ha nacido nuestro Redentor y que se acerca y se pone a caminar con nosotros.
Feliz Navidad