Destellos de la memoria
Por, José “Cheo” Salazar
Twitter: Cheotigre
“La historia es la ciencia de lo que nunca sucede dos veces”
Paul Valéry (1871-1945)
Escritor francés.
Hoy la ciudad arriba a sus primeros 82 años. No tuvo fundación formal, pero su punto de inicio, se remonta a la fecha del reventón del pozo petrolero OG-1. El pueblo que germinó al calor de la industria petrolera. Y es fecha propicia, para traer a la memoria colectica, que entre sus primeras pobladoras, estuvo la señora Petra Manzanares, oriunda de Atapirire, que fundó en el año 1935, la pensión Manzanares, la cual con el tiempo, una vez remodelada, se convirtió en el primer hotel del pueblo. Una novedad en ese tiempo.
Es muy bien conocido, que los primeros pobladores de la ciudad de El Tigre, construyeron sus rústicas viviendas, conocidas como bahareques, en las cercanías del pozo petrolero OG-1, lo que constituía un grave peligro ya que, durante las noches, eran presa del fuego, porque ante la ausencia total de electricidad, la iluminación era con velas y lámparas de gasoil y los fuertes vientos de la sabana abierta, propagaban el fuego y los bahareques se incendiaban. Una chispa y la sabana ardía.
Los gringos que tenían la responsabilidad en la perforación del pozo OG-1, solicitaron a las autoridades, ante el inminente peligro de un pavoroso incendio, que alcanzara el sitio de los trabajos, alejaran un poco a esos primeros habitantes de los alrededores, los cuales fueron desalojados y reubicados, previo pago de bienhechurías, hasta lo que hoy se conoce como la calle Ribas. Algo impensable en estos tiempos.
La industria petrolera con cerca de alfajol, protegió un amplio espacio, que luego fue urbanizado con todos los servicios públicos y áreas comunes, para darle alojamiento a gerentes, personal administrativo, que ubicaron en la esquina sur-este y para los trabajadores en la parte oeste. Es lo que hoy se conoce como Campo Oficina.
En la expansión de lo que hoy conocemos como el Casco Viejo, en 1935, sin la existencia de una calle formal, en plena sabana, pero muy cerca del núcleo central de las calles Ribas, Orinoco y equidistante de la calle Cantaura – actual calle Bolívar, ubicó la señora Petra Manzanares, la pensión Manzanares. Era sabana abierta y como se podrá notar en las gráficas que acompañan esta crónica, se alinearon otros bahareques, dando pie con el tiempo a la calle Lara, que quedó ubicada en el corazón del Casco viejo de la ciudad.
Nunca olvidéis la sabia exclamación del poeta Heli Colombani ¡Y la sabana se hizo pueblo!, pues bien, ahora podemos parafrasearlo y decir ¡Y el pueblo se hizo ciudad! Y esta joven urbe, también se convirtió en la más importante del sur del estado Anzoátegui y podría convertirse en la capital del estado Guanipa, una vez que se adelante una reorganización territorial. Es un sueño realizable.
Este cronista oficioso, para rendir homenaje a la ciudad que lo vio nacer, refresca la memoria histórica con estás originales gráficas, logradas gracias a la cortesía y gentileza del tocayo José “Cheo” Hurtado Moy, quien también ejerce oficiosamente, la actividad de cronista en la zona norte y posee una gran hemeroteca de la rica historia del estado Anzoátegui. Hay que estudiar el pasado, para saber de dónde venimos y apuntar bien hacia dónde vamos ¡Vale la pena!
El Tigre, febrero de 2015
¿Le gustó esta crónica? ¿No leyó las anteriores? Lo invito a visitar mis web site http://www.destellosdelamemoria.blogspot.com/
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