Monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre. Por los caminos.
En el proceso sinodal deben cuidarse algunos rasgos para que se realice verdaderamente la escucha de la voz del Espíritu en la voz del Santo Pueblo Fiel de Dios.
Es preciso recordar que estamos inmersos en la gracia de la presencia de la Santísima Trinidad; que estamos en una escucha sinodal que es mucho más que la de un parlamento o un congreso; no es una reunión de unas ONGs. El alma y motor de la Iglesia es el Espíritu Santo.
Precisamente porque es un proceso novedoso en la vida de la Iglesia, es preciso delinear algunos rasgos básicos para que todo el proceso camine por senderos fructíferos:
– Discernimiento, a través de la escucha, para crear un espacio para la guía del Espíritu Santo. Es un momento de oración, un momento para pedir las luces del Espíritu Santo.
– Accesibilidad, con el fin de garantizar que puedan participar tantas personas como sea posible, independientemente de la ubicación, el idioma, la educación, el estado socioeconómico, la capacidad/discapacidad y los recursos materiales.
– Conciencia cultural, para celebrar y abrazar la diversidad dentro de las comunidades locales. Es preciso tener presente que nos encontraremos personas que, muy probablemente, no han estudiado, que habrá otras que han ido a la universidad; otras muy locuaces, otras tímidas.
– Inclusión, haciendo todo lo posible para involucrar a quienes se sienten excluidos o marginados. Llegar a las periferias geográficas y existenciales.
– Camaradería, basado en el modelo de Iglesia corresponsable. Que las personas no sientan que es una “autoridad” quien conversa con ellas sino que es un hermano, una hermana en la fe; es importante hacerles saber y comprender que todos somos responsables de la vida eclesial.
– El respeto por los derechos, la dignidad y la opinión de cada participante.
– Síntesis precisas que realmente capturen la gama de perspectivas críticas y apreciativas de todas las respuestas, incluidas las opiniones expresadas solo por una minoría de participantes.
– Transparencia. Asegurar que los procesos de invitación, participación, inclusión y agregación de aportes sean claros y estén bien comunicados.
– Justicia. Asegurar que la participación en el proceso de escucha trate a todas las personas por igual, para que todas las voces puedan ser debidamente escuchadas.
19/12/21
+José Manuel, Obispo