SE NOS FUE ANTONIO TOBÍAS SCRIBANI VERA, nuestro querido fundador de Rotary Guanipa, quien se mantuvo en sus filas durante los ya casi treinta años de existencia, próximos a cumplir, agregando más de un año que tardo este club en su formación. Falleció hace dos días, luego de que la vida le tendiera una mala jugada. Hombre metódico, disciplinado con el chequeo de su salud, se vio sorprendido por la súbita aparición de un padecimiento que en breve tiempo lo venció, a pesar de su optimismo y buena voluntad para superar esa adversidad. EN ÉL SE RECOGÍA LA HISTORIA DE ROTARY GUANIPA, donde sirvió de maestro a varias generaciones, algunos permanecen en el, unos con antigüedad y otros de más reciente ingreso. Tobías, como todos le llamábamos, era un digno ejemplo a seguir; escuchado por todos cuando hacía uso de la palabra en una reunión, sus opiniones eran tomadas con respeto y tenían una gran valía para las decisiones que se tomaban. CUANDO SE FALLECE SIEMPRE LOS COMENTARIOS POSITIVOS ABUNDAN. Si, hoy lo hacemos por que nos resulta imposible obviar la ocasión, pero nos sentimos tranquilos por que en vida le manifestamos a tan querido compañero la percepción que de él teníamos como hombre de bien, de buen rotario. Lo bonito y admirable en este sentido era que Tobías asimilaba con humildad nuestras múltiples manifestaciones de cariño y admiración. EL PRÍNCIPE, eso era él para Rotary Guanipa. Recuerdo que aún era reciente mi ingreso al club, cuando hace casi ocho años se celebraba una reunión de compañerismo en mi residencia, se presentó la compañera Iris Morillo con la idea de coronar a Tobías y a Blanca como Príncipe y Princesa del club. Ya ella traía elaboradas unas coronas de cartulina y un manifiesto donde se hacía tal designación. Ese hecho me pareció grotesco, pero, cuan equivocado estaba, todos mis compañeros no lo tomaron así, y los distinguidos de esa noche recibieron con sencillez y seriedad el gesto que se les ofrecía. Lo de esa noche era un acto simbólico que recogía el cariño que le profesamos todos sus compañeros. REALMENTE TOBÍAS ERA UN PRÍNCIPE, era caballero, amable, recto y justo. De esa noche quedan recuerdos plasmados en fotos, como para revivir la alegría sentida en ese inolvidable momento. QUE TOBÍAS ERA UN BUEN HOMBRE, sobran los ejemplos. La felicidad compartida con su esposa Blanca lucía hermosa ante los ojos de todos. Enrumbados hacia sus cincuenta y cuatro años de vida conyugal vivían a plenitud tantos buenos momentos, no llegados al azar sino buscados. HOY NUESTRA MENTE SE EMBARGA DE TRISTEZA POR LA PARTIDA DEL BUEN AMIGO, PERO EN NUESTROS CORAZONES VIVIRÁ LA ALEGRÍA DE HABER COMPARTIDO CON UN SER TAN ESPECIAL.