A finales de diciembre el hampa hizo de las suyas, una vez más, con lo poco que queda de Escuela Técnica Agropecuaria de El Tigre. Los delincuentes explotaron los tres transformadores que proporcionaban energía eléctrica para sustraer el cobre y desde entonces la ETA no puede ni siquiera dar constancia de notas.
Este lunes 8 de enero, día de regreso a clases, no pudieron hacerlo los 250 alumnos en edades comprendidas de 13 a 18 años que estudian en la sede ubicada en la carretera nacional El Tigre – Ciudad Bolívar. Sí debieron hacerlo los 45 trabajadores del centro educativo, que por cierto, esa tarde convivieron con tres delincuentes que sustraían de unos vehículos desmantelados que están en la parte de atrás de la ETA, lo que ya no tenían.
No han llegado al municipio Simón Rodríguez las promesas de seguridad que ofreció el ministro para la Educación, Elías Jaua, en un congreso hecho en septiembre. «La inseguridad nos va a desaparecer», expresa un docente de la institución. «Es una tristeza que las escuelas agropecuarias vayan a cerrar, que se quede así en la nada, cuando lo que necesita Venezuela es personas que produzcan alimentos», agrega.
El antiguo gerente de la ciudad, Jesús Figuera, no les brindó apoyo en esta materia. Y hoy, claman al nuevo alcalde Ernesto Raydán, una audiencia. «Fuimos el lunes y nos atendió una secretaria que quedó en pasarle la información al director de la alcaldía para llamarnos pero no nos han llamado aún», refiere otro educador.
En la fotografía se observa un gran boquete en un depósito de insumos agrícolas. Pero de hurtos anteriores quedan las marcas de incendios, destrozos, desorden. Maldad y ocio.
Para diciembre esperaban la cosecha de 3 hectáreas de yuca amarga, pero esto también fue hurtado. En noviembre quemaron un laboratorio, donde se consumieron mangueras e insumos agrícolas. «Desde el 16 de septiembre hasta el 15 de diciembre hubo un total de 25 hechos delictivos. Necesitamos una reunión, se trata de 250 estudiantes y 45 trabajadores afectados», finaliza la fuente.