Personajes de mi pueblo: Eloy Molletón
José “Cheo” Salazar
Twitter: @Cheotigre
“Ve bien por la vida y te irá bien en la vida”
Frases de la vida.
En la época de oro de la seguridad ciudadana, los bares populares en el pueblo (taguaras) eran los más visitados. El señor Félix Ciccolini y su distinguida esposa, María González, fundaron el moderno, para la época, el bar, restaurant, arepera, discoteca y cervecería “El Capri”, en la otrora salida a Ciudad Bolívar, paralelo al terreno, dónde posteriormente el gobierno del Dr. Raúl Leoni, construyó el liceo “Alberto Carnevali”. Inmediatamente se convirtió en la novedad del pueblo y por muchos años, el sitio de encuentro de comensales, parranderos y las parejas de enamorados. En ese muy concurrido negocio, trabajó detrás de la barra de la arepera-restaurante, Eloy Molletón, haciendo pareja con su compadre, Carlos Barreto. El carisma, gracia y habilidad de Eloy, lo catapultaron como el mesonero más popular de la ciudad. Salen 2 nerviosoooos, decía en medio de la nutrida clientela, que disfrutaban su velocidad y salidas ingeniosas, para atender con prontitud y sapiencia. Todo un bonche.
A mediados de la década del 50, Eloy Molletón, quien había nacido en El Tigrito, el 10 de marzo de 1948, llegó con sus padres a una casa ubicada en un proyecto de calle, paralelo al mercado municipal de la avenida 5 (Panadería Madrid), que luego se convirtió en la avenida 6, de la novísima urbanización 23 de Enero (La Charneca), que surgió a la caída del Gral. Marcos Evangelista Pérez Jiménez. El todavía niño Eloy, proveniente de una numerosa familia de muy bajos recursos, fue matriculado en la escuela “Estado Trujillo”. En cuarto grado, abandonó, para buscar la vida. Eran tiempos difíciles, pero como el que quiere puede, armó un cajón de limpiar zapatos, concentró sus operaciones en la esquina de El Luchador, dónde luego, en el viejo terminal de pasajeros, pasó a lavar los vehículos, de las líneas Mercury, que presidía “El Gordo” Pedro Páez, la 23 de Enero, que lideraba el señor Manuel León Castillo y la Cooperativa Choferes Unidos, cuyos Presidentes en ese momento fueron, el conocido “Chino Bombín” y luego José “Bolivita” Bolívar. Esa la puede contar el viejo Miguel “Cocoliso” Arismendi, que una vez que egresó como trabajador junto a José Prado, formaron parte de los conductores de esas líneas. Eran los tiempos del también, muy popular, restaurante “Castelo Branco” de don Manuel Díaz Braz. Otra bella historia.
Eloy Molletón, inició su larga experiencia como mesonero de barra, el 22 de noviembre de 1963, exactamente el día que asesinaron al Presidente norteamericano John F. Kennedy, de la mano del portugués José Da Silva, quien para la fecha, regentaba el histórico bar-restaurante “El Luchador”, luego un señor de apellido Pacheco, lo llevó a trabajar en el “Rincón Criollo” en San Félix. Estando en esa actividad, llegó el momento de cumplir con el sagrado deber de servir a la patria, se presentó voluntario y lo asignaron a la Infantería de Marina. Entre Carúpano y Puerto Cabello alternó los 2 años, cumplió su servicio militar y egresó con el grado de Cabo Primero. En el año 1966, regresó a El Tigre y su compadre Carlos Barreto, que ya trabajaba en El Capri, por recomendación del popular Johnny Valor, lo presentó al señor Félix Ciccolini, quien lo contrató. En el año 1974, el señor Ciccolini, había terminado “El Gran Hotel” y le vendió “El Capri” al dinámico empresario y mejor amigo Lilo Mondello, quien a su vez, ya instalado en la “Alfarería El Tigre”, en el sector de Las Magnolias, en el año 1976, le vende el negocio a una sociedad que fundaron Asdrúbal Carrillo, el portugués Juan Núñez y el propio Eloy Molletón. Llegó de tropa y salió de General en Jefe. Las vueltas que da la vida.
Esa sociedad se disolvió amistosamente. Asdrúbal Carrillo quedó con “El Capri” y lo mantuvo abierto hasta el año 1985, cuando aquejado de salud, lo cerró definitivamente. Jun Núñez abrió operaciones en Anaco con una venta de pollos horneados y, Eloy Molletón, se dedicó a la compra y venta de hortalizas. Viaja los miércoles a San Félix, dónde compra la mercancía que lleva a Guasipati, Las Claritas y Santa Elena de Uairen. El viernes en la tarde regresa a San Félix, repone inventarios para vender en El Tigrito los días sábado y domingo. El lunes y martes, atiende a su gente de La Charneca, a quienes vende a precios populares, con su respectiva ñapita. Es su gente, repite incesantemente, mientras los despacha. Nuestro personaje es un hombre dedicado al trabajo y logró conformar un equipo con su esposa la señora Alida Mogollón, que se dedica a la venta quincallería en los sitios dónde Eloy vende las hortalizas. Ese equipo incorporó a parte de sus hijos. 7 en total: Eloy, Loisine (Abogada), Loy, Loysimar, Loymar, Loyneska (Educadora) y Eloy Ramón, que está concluyendo los estudios de ingeniería. Es un Team Work, acoplado a todas las actividades propias del negocio Y dónde todas las estrategias son debidamente consultadas. No dejan cabo suelto.
“El Capri” era el sitio de encuentro por excelencia. En el convergían pobres, ricos, clase media, Raymundo y todo el mundo. Este servidor, mis hermanos Miguel Antonio, Roberto y mis compadres José Rodríguez, Hernán Zabala, José Caraballo, Ángel Rafael Zabala, los cuñados, Asdrúbal Mendoza, Luís Fermín y los amigos Oswaldo Mendoza, Eugenio Salazar, Franco Vielma, Luís Alexis Mogollón, Mauro Millán y muchos otros de nuestro barrio Pueblo Ajuro, éramos asiduos clientes. Esa concurrencia, por supuesto, creo un ambiente propicio para todo tipo de anécdotas, vamos con una: “En una oportunidad llegó el Prof. Ángel Antonio Merlín, acompañado de un amigo y pasaron al restaurante, que estaba en un ambiente frente a la barra. Eloy, solícito como de costumbre, sale a atenderlo: Diga Prof. Y Merlín le dice Buchanan de Luxe, entre los buenos el mejor, Ok. Eloy regresa a la barra y baja del estante una botella de Black and White. El amigo de Merlín, lo observa y pone sobre aviso al Prof. Eloy regresa con los tragos y cuando intenta retirarse, el Prof., le ataja y dice. Eloy, por favor deja la velocidad. Ah, Ok, dígame. Espera un momento. Ok, ok. Merlín prueba el trago y le dice: Eloy, por favor, te dije Buchanan de luxe, entre los buenos el mejor ¿Por qué me traes Black and White? Eloy ni corto ni perezoso, le responde, tiene razón y retira los dos tragos, regresa a la barra, toma una botella de Buchanan, hace las veces que la destapa y con su velocidad característica, pasa los mismos tragos a otros vasos y los vuelve a llevar. El Prof., Merlín, repite la escena. Eloy, espera y, una vez que lo prueba, le dice. Viste Eloy, este si es Buchanan de luxe, entre los buenos el mejor”. Al mejor catador le ganan de velocidad.
Eloy Molletón es un trabajador insigne, que va bien por la vida y, según sus propias palabras, le ha ido muy bien en la vida. Él junto a los demás personajes, instituciones, asociaciones, cooperativas y negocios que mencionamos, forman parte de nuestras historias urbanas y, los traemos a estos destellos, con la firme convicción de que, cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, los incluyan en disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!
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El Tigre, junio de 2014
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