Opinión | Héctor Cordero Rodríguez, diputado a la Asamblea Nacional (@44hecord).
Siempre pensé que los sucesos que se vivieron en el país con respecto al señor Oscar Pérez formaban parte de una estrategia del régimen. Los hechos de estos días parecen demostrar que no fue así.
El análisis, desmarcado de pensamientos subjetivos, puede hacerse observando los acontecimientos recientes.
Todo nos indica que Oscar Pérez dejó en ridículo en varias ocasiones a la cúpula militar que representa al régimen, algo que para ellos es inaceptable. Todos pudimos observar por redes sociales y medios de comunicación, cómo el sr. Pérez declaraba que estaba en situación de rendirse y solo pedía garantías.
El secretismo aplicado por el gobierno de Maduro para manejar la situación, no permitió conocer si en algún momento la Defensoría del Pueblo o la Fiscalía intervinieron para garantizar la integridad física de un venezolano que exigía el respeto a su vida. Podemos hablar entonces de una retaliación, de una vendetta del alto mando militar, del propio Nicolás Maduro y del grupo que subyuga al país, contra un hombre que los dejó varias veces como unos incapaces.
No podían perdonarle la vida porque era necesario dar un ejemplo, como la mafia siciliana. No podía aplicarse la ley, no podía permitirse la rendición.
Había que decirle al país y al mundo quién manda, aún por encima de la ley, de la Constitución. En otras palabras, era una urgencia decirle al mundo que ellos hacen lo que les da la gana, decirle al mundo que aquí no vale ley, solo vale su voluntad, la de esa oligarquía.
No podemos dejar de recordar aquel 4 de febrero, cuando Hugo Chávez después de masacrar a muchos venezolanos en el intento de golpe de Estado, se entregó y le fue perdonada su vida. O aquel 27 de noviembre cuando Gruber, Visconti, Reyes Reyes y Chacón Escamillo masacraron a los trabajadores de VTV y a más de 300 venezolanos, y se rindieron, también les fue perdonada la vida. Imperó la ley, se demostró que en Venezuela no existía la pena de muerte.
Podemos no estar de acuerdo con el estilo de lucha del Sr. Pérez, pero tenemos que preguntarnos por qué llegó a ese punto de pensar en la lucha clandestina. Será porque aquí en Venezuela pensar distinto, te hace un traidor; ¿pensar distinto te hace un gusano, escuálido o apátrida? ¿Será que expresar sus ideas se hizo casi imposible?
No estoy de acuerdo con la lucha violenta, pero tampoco puedo estar de acuerdo cuando un militante de ella, se entrega, se rinde, y no le sea respetado su derecho a la vida por haber dejado en ridículo a una cúpula. No olvidemos, cuando Pérez dejo caer una granada en el TSJ, era una granada sónica, no explosiva, dejando claro así que no quería quitarle la vida a nadie. Cuando tomó comisarías y comandos militares, no le hizo daño físico a nadie.
NO podemos dar más víctimas a este régimen donde el escenario violento es su mejor escenario, el ideal.
Que el ejemplo de Oscar Pérez nos sirva para profundizar la lucha pacífica y democrática contra este régimen de oprobio, que la violencia es lo que ellos quieren y a lo que le sacan mayor beneficio. Vamos por la no violencia, allí quedan desarmados, quedan expuestos ante la opinión mundial. Hoy el gobierno madurista no puede darle solución a los problemas del país, está contra la pared por su propia gestión. Millones de venezolanos pasando hambre y sufriendo enfermedad, es insostenible. Vamos por la presión popular espontánea. El pueblo va a decidir por la democracia y la libertad.