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Lege, quaeso
La pavorosa crisis nacional
hay cierta solidaridad vergonzosa” Víctor Hugo (1802 – 1885)
Poeta, dramaturgo y escritor romántico francés.
Venezuela vive la más pavorosa crisis política, económica, social, moral y ética de su historia. Eso lo reconocen propios y extraños. Los jóvenes estudiantes, a los cuales este régimen les confiscó el futuro, están en la vanguardia de las protestas, en un intento desesperado, por buscarle una salida a la crisis por la vía pacífica, democrática y constitucional. El gobierno, caracterizado por la soberbia, prepotencia y abuso de poder, en su insólita sordera, no escucha y sólo se le ocurre ordenar una brutal y salvaje represión, tortura y cárcel, para los disidentes pacíficos. Todo el poder del estado contra los ciudadanos.
La crisis avanza y el gobierno no da muestras de querer concertar un gran acuerdo nacional, para superarla. No se quiere dejar ayudar. El sectarismo, ceguera, sordera, no los deja ver, ni oír el grito del pueblo. El vértigo de altura, los marea a extremos de la paranoia. No hay peor ciego que el que no quiere ver y peor sordo que el que no quiere oír. El abismo está en sus narices y ellos obstinadamente, niegan su cercanía. Los voceros del gobierno, para intentar impresionar, se mimetizan en un Alto Mando Político de la Revolución, para denunciar un supuesto plan magnicida y golpista. El chascarrillo revolucionario del siglo 21.
Lo más difícil en política es tener razón a tiempo, decía Míster Winston Churchill. El gobierno de Maduro, no entiende de razones e intenta imponerse por la fuerza. Los ciudadanos que le sobreviven a la violencia criminal desbordada, el inexplicable desabastecimiento, la pavorosa inflación y la brutal y salvaje devaluación, más el crecimiento vertiginoso de la pobreza y el desempleo, miran con estupor, que Maduro y su camarilla, parecieran no ver la terrorífica realidad y se dedican a fabricar magnicidios y golpes de estado, buscando distraer al soberano de una situación insostenible en el tiempo. Pueblo con hambre no defiende revolución. Esa razón basta para oír razones.
El pueblo está consciente que algo anda muy mal en un gobierno, que en medio de la bonanza petrolera más gigantesca y prolongada de la historia patria, el país está arruinado y saqueado. La deuda externa creció a niveles de vértigo: $350 mil millones y de CADIVI, se rasparon de un solo GOLPE: $25 mil millones, que son 2 botones de muestra y si hasta el momento les ha extendido un cheque en blanco, no quiere decir que le siga consintiendo, tanta incapacidad y corrupción. Es bueno cilantro, pero no tanto.
Hay que buscarle una salida a la pavorosa crisis nacional y no es precisamente continuando el camino de Chávez, como lo lograremos. Eso sería consentir vergonzosamente, todo el mal que Maduro y su camarilla, en un añito, le han hecho y hacen al país. Seguimos y cualquier día despertamos sin patria. Es lo único que falta, porque el territorio Esequibo, ya lo entregaron, traicionando la patria ¿Y los militares herederos de las glorias de Bolívar? Silencio cómplice.
El Tigre, junio de 2014
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