Antonio Barreto Sira
Cuando nos sumergimos en la Venezuela profunda, cuando conversamos con los trabajadores, con las amas de casa, y con los agricultores, podemos ir poniéndole rostro a los fríos números, a los cuadros estadísticos y a las tendencias macroeconómicas.
Las cifras sobre la escasez la sentimos todos los días en nuestros estómagos y en la desesperación que nos invade para conseguir los alimentos para sostener a nuestros hijos y nietos.
No obstante, hoy quisiera hablar tan sólo de uno de los sectores más golpeados de la devastación causada por las prácticas insanas de la mentada revolución.
Dialogando con nuestros campesinos del sur, centro, oeste y de las zonas rurales del norte de Anzoátegui, me he encontrado con una nueva realidad.
Con mucho esfuerzo, gracias a la escasez de semillas, fertilizantes, abonos y materiales para el campo, son miles los agricultores que en pequeñas, medianas y algunas extensas áreas están empezando a sembrar ante la llegada de las lluvias.
En muchos casos las semillas que se encuentran son de mala calidad, en otros casos las herramientas para la faena de siembra no se consiguen y en otros la carencia de apoyo gubernamental asfixia a los emprendedores de la agricultura.
Aunque el más reciente de los males que está preocupando a nuestros agricultores es el robo de cosechas.
Sí, a pesar que en muchos casos son pequeños conucos o huertos que a duras penas alcanzan para satisfacer las necesidades de un núcleo familiar, el hurto es uno de los acechos más grandes de esta iniciativa.
Muchos de los emprendedores del campo se ven perjudicados por la extracción de los frutos de sus esfuerzos. En mis encuentros constantes con los campesinos, éstos me han relatado que personas con hambre han entrado a sus terrenos y se han llevado todo a su paso.
Mazorcas, ocumo, yucas, pimentón, entre otros rubros han sido arrebatados a sus sembradores. Y ¿por qué de esta situación? Sencillo apreciado lector, el hambre golpea y rompe cualquier vestigio de moralidad o raciocinio.
A emprendedores que se encuentran criando pollos para la venta le han robado sus animales. Grupos de vecinos de la misma comunidad han entrado y le han llevado todo, a los criadores de gallinas y productores de otras especies le han arrebato su inversión.
Por ejemplo, estimados amigos, en pleno centro de Barcelona a un ciudadano, que me lo narró, le abrieron el caso y le sustrajeron de la maleta de su vehículo y del puesto de atrás unas bolsas de carne, pollo y algunos vegetales que había adquirido, dejándole intactos el reproductor y hasta un teléfono celular.
¿Cómo se explica esto? Hambre, simplemente hambre.
Que un grupo de venezolanos entren a un terreno y se lleven, los frutos de un árbol, que hurten mazorcas o verduras es el reflejo de la Venezuela edificada por el oficialismo.
Esta hambruna que estamos pasando dentro de la nación, es el resultado más caótico de un sistema de gobierno que despilfarró nuestras riquezas y dejó a los venezolanos en la más terrible de la mendicidad.
Por esto debemos seguir luchando por un cambio urgente.
DEV. Opinión | Hambre, conuco y desesperación, por Antonio Barreto Sira