EFE. ONUSIDA hizo un llamado a las comunidades de América Latina -Latam- y el Caribe a que exijan a los Estados respuestas efectivas en materia de prevención y estigma frente al VIH/Sida, cuyas nuevas infecciones aumentaron en un 7 % en la región entre 2010 y 2018.
«En el día mundial de la lucha contra el sida de 2019 el mensaje es que las comunidades marcan la diferencia, que son las que pueden levantar la voz a sus gobiernos para que, donde haya vacíos aún en la respuesta, estos puedan ser llenados de manera efectiva», dijo este domingo 1° de diciembre a Efe el director del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) para América Latina y el Caribe, César Núñez.
De acuerdo con los datos de la ONU, las muertes relacionadas con el sida en Latinoamérica disminuyeron en un 14 % entre 2010 y 2018, pero las nuevas infecciones aumentaron en un 7 %.
Con el pasar del tiempo, explicó el alto funcionario de la ONU, «en América Latina y el Caribe se ha logrado avanzar muchísimo en la entrega de tratamientos», pero persiste una «deuda en el tema de prevención y de estigma y discriminación».
Así como las comunidades influyeron en «la respuesta dirigida a las personas que ya viven con VIH, ofreciéndoles tratamiento, pensamos que serán ellas, una vez más, los aliados más adecuados que podrán mover esta respuesta que aún hace falta por implementar» en prevención y estigmatización, aseguró Núñez.
«El compromiso político no debe quedarse en una narrativa, debe estar acompañado de presupuestos que puedan ir a las mismas asociaciones o comunidades para que puedan hacer un trabajo aunado a las instancias del Estado», explicó el director regional de ONUSIDA.
Así, el papel de las comunidades a la hora de atajar el avance del virus se centra tanto en temas clave como la educación y el acceso a la prevención, como en la necesidad de luchar contra los estigmas sociales.
Prevención. Núñez reconoció que comunicar el mensaje de prevención del VIH/SIDA conlleva, debido a cuestiones de diversa índole incluidas las culturales y religiosas, un nivel de dificultad superior si se compara con campañas enfocadas en otros problemas de salud pública.
Es más sencillo difundir «mensajes para la previsión por ejemplo de las diarreas, en los que con mucha facilidad se invita a lavarse las manos o hervir el agua, o a promover en los colegios que los niños lleven este mensaje a casa», dijo.
«Mucho más difícil es promover mensajes de prevención que tienen que pasar por la educación para la sexualidad», y es aquí que «las las comunidades, particularmente a nivel de los pares, las persona que ya viven con el VIH, los miembros de la comunidad de la diversidad sexual, se convierten en socios esenciales para llevar estos mensajes», afirmó Núñez.