El caraqueño, Omar Vizquel, fue exaltado este miércoles al Salón de la Fama del béisbol del venezolano por el Comité Contemporáneo con un respaldo del 77% de los votantes. El campocorto fue entronizado junto al infielder Robert Marcano, escogido por el Comité Histórico.
El presidente de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y el Salón de la Fama-Museo de Béisbol, Juan José Ávila, destacó que desde el Mundial Infantil, que se celebró en Caracas en 1977, Omar ha sido uno de los mejores shortstops venezolanos en la historia, destacó. Resaltó que sus números enaltecen al béisbol venezolano.
Merecido honor
Vizquel apareció en 2.968 juegos repartidos en 24 temporadas en las Grandes Ligas con Seattle, Cleveland, San Francisco, Texas, Chicago y Toronto. Su promedio vitalicio fue de .272, con 456 dobles, 77 triples, 80 jonrones, 951 impulsadas, 1.445 anotadas, 404 bases robadas y 1.028 boletos. También disputó 57 encuentros de playoffs con los Indios, incluidas dos Series Mundiales las de 1995 y 1997.
El ganador de 11 Guantes de Oro como shortstop, fue seleccionado tres veces al Juego de Estrellas y es dueño del promedio de fildeo más alto (.985) de todos los tiempos entre los campocortos (mínimo 1.000 juegos).
Con el uniforme del Caracas participó en 13 campañas, actuó en 144 partidos de postemporadas y se tituló con los Leones en 4 campañas.
La ceremonia de exaltación se llevará a cabo a finales de 2018, como ha sido tradición en los últimos años, en una fecha que será anunciada en los próximos días.
Robert Marcano, pionero en Japón
Por su parte, Robert Marcano, infielder y bateador derecho, con apenas 23 años viajó a Japón en 1975 y se convirtió en uno de los mejores extranjeros o Gaijin en el béisbol profesional del archipiélago.
Una actuación que le mereció ser incluido en el Equipo Todos Estrellas de la Liga del Pacífico y entre los Mejores Nueve de todo el circuito, como segunda base. Ese año terminó séptimo en promedio y fue uno de los cuatro peloteros que quedaron empatados en el primer lugar con seis triples, mientras ganaba el primero de sus cuatro Guantes de Oro. Más tarde en la Serie Mundial ligó para .346/.393/.500 y fue fundamental para que su franquicia ganara su primer título.
Su mayor contribución al béisbol venezolano tuvo que ver con convertirse en el primer criollo en la pelota de Japón, ser un destacado extranjero y luego convertirse en el embajador de otros foráneos en ese circuito, después de su retiro, trabajó como scout y traductor de los Gigantes de Yomiuri.