José Manuel Romero Barrios, por la Gracia de Dios y de la Sede Apostólica, Obispo Electo de la Diócesis de El Tigre.
A los Presbíteros, a la Vida Consagrada, Al Santo Pueblo Fiel de Dios, A los hombres y las mujeres de buena voluntad.
“Con Cristo nace y renace la alegría”(EG 1)
La Santísima Trinidad nos ha bendecido porque por manos del Santo Padre Francisco nos ha regalado una nueva Diócesis y me ha designado como su Primer Obispo para continuar y profundizar el servicio pastoral que el Señor Jesús ha prodigado siempre al Santo Pueblo Fiel de Dios bajo el cayado de los pastores, primero de Santo Tomé de Guayana y luego, desde el año 1954, de la Diócesis de Barcelona por sus eminentes prelados: Mons. José Humberto Paparoni Bottaro, Mons. Ángel Pérez Cisneros, Mons. Constantino Maradey Donato, Mons. Miguel Delgado Avila, Mons. César Ramón Ortega Herrera, Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez, y Mons. Jorge Aníbal Quintero Chacón.
No es un simple hecho de crónica periodística. No es una simple noticia. No. Este es un momento salvífico, es un “Kairós”, es un momento pleno que hemos de asumir con temor y temblor, con gozo y alegría porque el Señor Jesús sigue confiando en nosotros para que le prestemos nuestras manos, nuestros pies, nuestros labios, nuestro corazón y seguir roturando nuevos caminos para acercarse más a los hombres y mujeres que peregrinamos en esta porción de la Iglesia que constituye la nueva Diócesis de El Tigre.
Todas las comunidades -por más pequeñas que sean- deben participar de esta buena noticia; no pueden ser ajenas a este gran gozo. Los laicos, hombres y mujeres, asociados en los movimientos apostólicos y los que no lo están, han de organizarse para llegar a las periferias geográficas y hacer partícipes de este momento intenso de gracia divina a todos los habitantes de este territorio.
Se nos ofrece un nuevo horizonte en nuestro ser discípulos misioneros y discípulas misioneras. El reto de anunciar la Buena Nueva de la salvación nos exige que compartamos las alegrías y esperanzas, los sufrimientos y las angustias de nuestros connacionales en este tiempo en los que parece que las tinieblas cubren los cielos patrios porque así recobramos y acrecentamos “el fervor, la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas” (EG 10).
Con cuánta insistencia el Papa Francisco, nos pide que no nos dejemos robar la alegría del Evangelio. En la estela del Concilio Plenario de Venezuela, estamos empeñados en la renovación, con responsabilidad y valentía, de nuestra acción evangelizadora asumiendo las propuestas de la Asamblea Nacional de Pastoral 2015.
Entren todos podemos construir signos de unidad, respetando la diversidad de los carismas, por ello les pido a:
* Los presbíteros que llevan el peso de cada día en la tarea inmensa de acompañar a los feligreses y caminar con ellos: sigan siendo los más directos sembradores de la Palabra con su entrega generosa, alegre y silenciosa. Permítanme ser con, por y para ustedes servidor, compañero, amigo, hermano y padre.
* La Vida Consagrada en nuestra nueva Diócesis ha estado marcada por una entrega total al servicio del santo Pueblo Fiel de Dios. Tenemos que seguir fortaleciéndola con la presencia de nuevas congregaciones para atender más comunidades de fieles.
* A los Fieles laicos, testigos del Evangelio en las distintas realidades de nuestra sociedad y testigos del quehacer humano en el corazón de la Iglesia, a ustedes el Maestro de Nazaret les exhorta a seguir transitando la vía de la búsqueda de la santidad en las realidades cotidianas (GE) y sueñen, junto con el Santo Padre “con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios y el lenguaje de toda la estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual..” (EG 27)
* Las parroquias y los movimientos apostólicos deben profundizar en la razón de su existencia y convertirse en “comunidad de comunidades, santuario donde van a beber los sedientos para seguir caminando y centro de constante envío misionero” (EG 28)
El Papa Francisco en el documento Evangelii Gaudium (cfr. EG 31) traza algunos rasgos de la persona y de la acción del obispo; continuaré meditando este y otros textos para seguir nutriéndome y poder acompañar los pasos de esta recién nacida Diócesis, hombro a hombro, con todos los agentes de pastoral. En estos 6 años de episcopado he tenido la gracia y la dicha de ser auxiliar de tres grandes maestros: Mons. César Ramón Ortega Herrera, Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez y Mons. Jorge Aníbal Quintero Chacón. Muchas gracias por ser testigos en el servicio pastoral. A mis hermanos en el episcopado, les agradezco la fraternidad y la cercanía y su apoyo.
A las autoridades en los distintos ámbitos de la vida ciudadana, me dirijo a ustedes como un servidor más para compartir este sueño hecho realidad, “necesitamos reconocer la ciudad – y por lo tanto, todos los espacios donde se desarrolla la vida de nuestra gente –desde una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas…”(Papa Francisco, Carta al presidente de la Pontificia Comisión para la América Latina).
Nos debemos a los hombres y mujeres de buena voluntad, que aman, sufren y esperan; creo que fomentando los valores de nuestra nacionalidad, podremos trabajar juntos y hacer de nuestras ciudades y comunidades espacios donde se estimule y promueva la caridad, la fraternidad, el deseo del bien, de la verdad y de la justicia para que la corrupción no anide en nuestro corazón (ibid).
Que Nuestra Madre, la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Ntra. Sra. Del Valle, patrona del Oriente Venezolano, nos acompañe en nuestro caminar.
Con mi bendición episcopal,
+ José Manuel Romero Barrios
Obispo Electo de la Diócesis de El Tigre