Llevan su ilusión y creatividad para alegrar la mañana de los niños hospitalizados en el Felipe Guevara Rojas de El Tigre.
El voluntariado Tigre Yaso nos permitió vivir la experiencia «Yaso por un Día» y este fue el resultado: Después de la reunión introductoria del viernes, preparamos el atuendo, buscamos un nombre de clown y confiamos en el equipo que ya tiene años haciendo esta labor los días sábado.
Nilsa Varela Vargas @Diarioelvistazo
Antes de las 8 am ya estaban en el estacionamiento de la emergencia la mayoría de voluntarios anotados para la jornada del día (casi 20). Luego de una mini presentación y las primeras bromas de la mañana, las Pasilleras, encargadas de la coordinación del tiempo y formación de grupos, nos enrumbaron al piso 3 hasta el cuarto de enfermeras del área pediátrica.
Allí, el que menos se tardó, duró 10 minutos para transformarse en Doctor Potter, Doctora Muñeca o Doctor Dog. Con ropa ligera abajo, cambiaron su pinta de civil por una producción que incluye otros zapatos, otro pantalón, otra camisa. También, medias de colores, peinado con colas, sombreros con planetas, corbatas para colgar en la cabeza, otras corbatas llamativas para llevar en el cuello, estrellas de foami para pegar a la camisa, cintillos coloridos, lentes de gran tamaño. Y por su puesto, la nariz roja.
Después vino el ritual. Cerramos los ojos y respiramos profundamente varias veces para sintonizarnos. Presentaron a los invitados de «Yaso por un Día», Neder Betancourt (Doctor Garabato) y yo (Doctora Noticia), nos prestaron una bata oficial y luego la Pasillera María Alejandra Allen, informó la cantidad aproximada de niños recluidos. Adriana Bastidas, la otra Pasillera designada del día (muy ordenadas y panas las Pasilleras), leyó los nombres de cada grupo y las habitaciones a visitar. Y antes de comenzar la aventura, la oración con pie y mano derecha adelante para que todo saliera bien.
LA EXPERIENCIA
Pedir permiso, ver la cara alegre de los niños y sus padres, dieron la confianza para seguir a mis compañeras de grupo, Doctora Cometina y Doctora Bellota. De todo lo que las rodeaba salía improvisación. Y esa improvisación espontánea, dulce y juguetona, pasaba entre las tres y rápidamente fue adoptada por los pequeños pacientes y representantes.
Como si ya se conocieran, todos en la habitación entendían que era el momento de jugar. Abstraerse del sitio real para transformar aquellas camas de hospital en alfombras de colores desde las cuales cada niño aceptaba el reto de seguirnos la onda.
Cantaron, grabaron videos, se comunicaron en idioma fonético y lo mejor… cuando una de las Pasilleras vino por nosotras, los niños aseguraron no haber visto ningunas payasas de hospital. Estábamos allí frente a ellos y querían seguir el juego.
Ya en el pasillo del piso nos reencontramos con otros doctores y algunos niños reconocían a algún Yaso que ya los había visitado anteriormente y sin dudarlo se saludaban. Acompañados por las Pasilleras bajamos hasta la emergencia y allí algunos grupos logramos entretener a unos 6 pequeños y a sus familiares.
Salimos de la emergencia de niños y nos fuimos al estacionamiento en trencito. Este sábado, debo decirlo, fuimos afortunados porque todos los allí presentes se dejaron entusiasmar por el colorido y las ocurrencias de los Yasos.
Los que hoy hacen posible Tigre Yaso, entregan su ilusión y creatividad. Entregan su tiempo y pequeños cofres con la calidez de su corazón.
- Agradecimientos especiales a Irene Parra, una de las coordinadoras del Voluntariado, por la información de la reunión introductoria. A Mariale, también coordinadora y Pasillera del día, y Yemmy Jiménez, coordinadora de medios, por su invitación a la actividad. Síguelos en Twitter @TigreYaso . Y en Facebook.