Artículo dominical escrito por monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre. Por los caminos.
La vida de las naciones, comunidades, instituciones, familias, está marcada por numerosos factores que se conjugan para que el día a día avance y posibilite el desarrollo de sus potencialidades y haga realidad el proyecto de su existencia.
Los seres humanos existimos rodeados de muchas circunstancias que de alguna manera nos permiten el crecer, madurar, realizarnos. Cada uno de nosotros somos “el producto” de tantas realidades, positivas o negativas, que se entrecruzaron con la presencia en nuestras vidas de personas que pusieron su granito de arena para hacer posible que hoy estemos aquí.
Nuestra condición de discípulos misioneros y de discípulas misioneras del Señor Jesús desempeña un rol importante al momento de leer nuestra vida.
Detengámonos un momento y percatémonos todos lo que somos y hacemos tiene incidencia en nuestro entorno y un poco más allá; y que ese entorno y “ese más allá” nos arropan y nos empujan a tomar posiciones, a actuar en una determinada manera.
Existimos no solo porque respiramos y ocupamos un espacio. Existimos porque interactuamos, porque acogemos en nuestra existencia la presencia existente del otro, porque el otro no es un cero a la izquierda sino que es un ser que siente y padece como nosotros.
Nuestra vida crece en la medida en que en esa, nuestra presencia nos posibilita reconocer que las circunstancias de tantas personas no han sido tan benéficas para ellas; nos damos cuenta que a nuestro alrededor existen personas que necesitan una mano amiga. Nos damos cuenta que la razón de nuestro momento histórico está en tender esa mano amiga.
El ciudadano José Gregorio Hernández Cisneros es el resultado de una conjugación de circunstancias favorables: su familia, su región, sus coterráneos, su deseo de superación, etc.
Solo pensar en las exigencias académicas para el ingreso en la vida estudiantil era bien cuesta arriba, no todos tenían esa posibilidad. Y el joven trujullano se empinó frente a las dificultades. Y como él, otros muchos que hoy son estrellas en el firmamento del campo de la medicina, literatura, etc, de nuestra nación.
Tomó el ejercicio de su profesión como una vocación, algo en el que se le iba la vida, puso el máximo empeño en mantenerse estudiando para estar actualizado en los últimos avances de la medicina, vigiló atento la formación de sus alumnos, desarrolló la investigación como su aporte serio a la ciencia. Se ocupó personalmente de los enfermos y de todos los necesitados sin distinguir clase social, pensamiento o religión.
La vida ciudadana del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros la trazó su afán de servir a los demás; sabía que su mejor contribución era practicar la medicina lo mejor posible, siendo una persona honesta y con alto sentido de responsabilidad, cumpliendo con sus deberes.
Como profesor universitario tenía clara conciencia que la enseñanza exige autoridad y ejemplaridad, implica desarrollar el espíritu humano y valorar la vida individual y social, empezando con el esfuerzo propio de vivir con dignidad.
La vida de este preclaro hombre venezolano, orgullo del gremio médico, es una invitación a buscar la medicina para tantos males que nos aquejan como sociedad, a descubrir lo mejor de nuestro gentilicio y a sembrar valores en las jóvenes generaciones.
No será el azar, la casualidad lo que nos permitirá crecer como ciudadanos sino sobre todo la recuperación de la confianza en el otro, la abnegación en el desempeño de nuestros deberes.
Será la mística, la capacidad de ver mas allá de lo crematístico, la capacidad de descubrir en el rostro del otro el rostro del OTRO. Recordemos que hay dos razones que justifican nuestro paso por la historia: percatarnos que existen los otros y hacernos cargo de los otros.
José Gregorio ha podido haber cedido a los encantos de “yo estoy bien, los demás qué me importan”. Experimentó como suyos los sufrimientos de los más necesitados; era bien consciente que no podía llegar a todos, que no podía consolar todos los sufrimientos pero los que se acercaban a él encontraban acogida y trato digno.
30/10/22 +José Manuel, Obispo