Muchas han sido las especulaciones generadas luego de la muerte inesperada el pasado domingo, de un joven tigrense descrito como entusiasta, familiar y trabajador, a consecuencia de una descarga eléctrica producida por un rayo. La presencia de placas de platino en la cabeza del fallecido, la inexistencia o falta de mantenimiento de pararrayos en el campo de fútbol donde ocurrió la tragedia, una mala jugada de la naturaleza y la ingenuidad de los jóvenes que continuaron jugando a pesar de los primeros truenos que anunciaban la tempestad, siguen siendo hoy los puntos recurrentes de las conversaciones de la población que ve con asombro el suceso.
Además de la pérdida de Andrés Alejandro Bello (30) trabajador de Pdvsa que deja a su esposa viuda y huérfanos a una niña de 6 y un bebé de 2, hubo otros 6 jóvenes afectados. Enyerber Rodríguez de 20 años, presentó quemaduras superficiales en la pierna derecha, y esperaba la evaluación de un médico cardiovascular. José Santiago Malavé de 21, tosía sangre, indicó su padre, Miguel Malavé. Los otro 4 jóvenes afectados permanecían bajo observación en el Hospital de El Tigre, para monitorear ritmo cardíaco y cualquier otra sensación corporal extraña.
La existencia o no de pararrayos en el campo de fútbol donde ocurrió el hecho, fue motivo de polémica luego de las declaraciones del señor Malavé que señalaban esto como principal causa del hecho y exhortó directamente al alcalde Jesús Figuera a proveer al campo, de este mecanismo y otros elementos de seguridad. Sin embargo, nada tienen que ver las autoridades en este acontecimiento natural, de acuerdo al análisis técnico del ingeniero Tito Mata, quien considera esto un hecho inédito y fortuito.
«Los rayos una vez que se producen pueden caer directamente a tierra, directamente en un árbol o en el suelo. Y si cae en el suelo no perdona a nadie. Lo que se utiliza en postes de electricidad son disipadores de sobrecarga eléctrica; el pararrayos como tal se usa en grandes edificaciones para proteger la infraestructura».
Los disipadores protegen transformadores y el propio tendido eléctrico. «Cuando se produce un evento de este tipo fortuito, aleatorio, las guayas se sobrecargan y pasan su capacidad nominal de 13.800 voltios, entonces la sobrecarga se disipa a través de ese instrumento a tierra a través de una barra copperweld que va enterrada a 2.40 metros de profundidad», agregó el ingeniero.
Qué ocurrió en El Tigre, el domingo 16 de agosto
«Los postes actúan como un elemento para atraer esas cargas eléctricas, si es muy fuerte se disipa. Seguramente una chispa cayó el área y se energizó y Alejandro llevó la mayor parte». Mata explicó que unos testigos manifestaron haber visto una estela lumínica cerca de los afectados.
A pesar de la explicación de Tito Mata, se mantiene una tendencia a insistir en la necesidad de crear conciencia en la población de la necesidad de protegerse al momento de una tormenta eléctrica.
DATOS: Un pararrayos busca reducir los daños que puede provocar la caída de un rayo sobre edificios, árboles o personas. Es un mástil metálico (acero inoxidable, aluminio, cobre o acero), con un cabezal captador, con una forma multipuntas, semiesférico o esférico, que debe sobresalir por encima de las partes más altas del edificio que protegen. No es necesaria la utilización de pararrayos en todas las edificaciones. Existen ciertas normas tecnológicas de edificación que dictan su necesidad en caso de un edificio de más de 43 metros de altura, o bien, en aquellas edificaciones en las que se manipulen sustancias radioactivas, inflamables, tóxicas o explosivas.
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