El padre Andrés Arcila, calificó como una iluminación del Espíritu Santo la coincidencia de que en las mayoría de las parroquias usaran la bandera para vestir el altar sin ponerse de acuerdo.
Susana Quijada
ESPECIAL.- La vista de los siete templos el Viernes Santos es una tradición que cada vez toma más arraigo entre los tigrenses y este año tuvo una petición en común: “La Paz de Venezuela”. Vea también: El Tigre lució de morado, blanco y tricolor nacional en procesión del Nazareno.
Desde las 7 de la mañana las diferentes parroquias del municipio empezaron a ser visitadas por cientos de feligreses. Grupos eclesiásticos, laicos y fieles se organizaron para asistir a las distintas iglesias en una denominada “Caravana de la Fe”.
Gladys Rivero es una feligrés que tiene aproximadamente 8 años visitando los templos todos los Viernes Santo. Dijo que siempre ora por su familia y por la salud, pero este año sumó una petición muy especial “Por La Paz de Venezuela”.
“Para que Dios nos repare el pan de cada día por tanta miseria que hay, con la esperanza de que Dios meta su mano por todos nosotros”, expresó Rivero.
Una integrante del movimiento de Encuentros Familiares manifestó que todos los años se organizan para realizar este recorrido y adorar al Santísimo.
Comentó que coordinan varios vehículos y hasta autobuses para el trasladado de las personas. Detalló que se desplazaban en una caravana que denominaron de “La Fe”.
El padre Andrés Arcila, arcipreste de San Gregorio Magno de la zona sur de Anzoátegui calificó como una iluminación del Espíritu Santo la coincidencia de que en las mayoría de las parroquias, los sacerdotes y la feligresía usaran la bandera para vestir el altar sin ponerse de acuerdo.
“Ha sido una iluminación del espíritu santo como justamente los sacerdotes y la feligresía ha mirado pues la oportunidad de colocar la bandera, pues poniendo a los pies del señor nuestra patria para que sea quien realmente la ilumine y la sostenga”, expresó el párroco.
Arcila, también rector del Santuario Mariano Nuestra Señora del Valle explicó que con esta celebración adoramos la figura de Jesús, capaz de quedarse en la eucaristía por amor a sus semejantes.
“Su muerte debemos celebrarla como una victoria, no como una derrota porque él sigue estando presente allí para nosotros”, manifestó Arcila.
El sacerdote recordó que este es el único día a nivel mundial que no se celebra misa en ningún lugar.