La Misa Crismal es una liturgia solemne que reúne a todo el presbiterio alrededor de su obispo y hacer de la celebración una fiesta del sacerdocio. El 18 de abril del 2019 queda guardado en la historia como la fecha de la primera Misa Crismal de la Diócesis de El Tigre, creada hace ocho meses.
En la catedral Nuestra Señora del Valle se realizó tan importante acontecimiento. El obispo José Manuel Romero Barrios se encargó de consagrar el Santo Crisma y bendecir los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Con esos óleos serán ungidos los nuevos bautizados y se signará a los que reciben el sacramento de la Confirmación. También son ungidos los obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental.
La palabra crisma proviene del latín chrisma, que significa unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra en esta misa, una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo, que ha de ser tenido como el gran sacerdote de su grey, y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él, de acuerdo a la explicación de la página papaz.es.
“Así pues, el Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos”, describe la fuente.
La materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva u otro aceite sacado de plantas.
El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa. Su consagración es competencia exclusiva del obispo. Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma (que se utiliza en el Bautismo y en la Confirmación y es consagrado) que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos (que solo es bendecido y puede serlo por otros ministros en algunos casos).
El rito de esta misa, que debe ser siempre concelebrada, incluye la renovación de las promesas sacerdotales, tras la homilía. No se dice el Credo. Tras la renovación de las promesas sacerdotales se llevan en procesión los óleos al altar donde el obispo los puede preparar, si no lo están ya.
En último lugar se lleva el Santo Crisma, portado por un diácono o un presbítero. Tras ellos se acercan al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía.
Mientras avanza la procesión se entona el O Redemptor u otro canto apropiado. El obispo recibe los óleos. La misa prosigue como una misa concelebrada normal.
Tras el Sanctus se bendicen el óleo de los enfermos y tras la oración después de la comunión se bendice el óleo de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma. También todos estos ritos se pueden hacer tras la Oración de los Fieles.
En la procesión de salida, los óleos serán llevados inmediatamente después de la Cruz, mientras se cantan estrofas del O Redemptor u otro canto apropiado.
En la página web de la Arquidiócesis de Monterrey, se exponen datos sorprendentes de la Misa Crismal.
- Se consagra el santo crisma y se bendicen los demás óleos, la cual es una manifestación de la comunión que existe entre el Obispo y sus presbíteros en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo.
- Se invita a los fieles a ser partícipes en esta Misa y que en ella reciban el sacramento de la Eucaristía.
- El nuevo crisma y el nuevo óleo de los catecúmenos se utilizaran en la celebración de los sacramentos de la iniciación en la noche pascual.
- La celebración de la Misa Crismal se lleva a cabo en la Catedral, o por razones pastorales en otra Iglesia.
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