Más de 25 toldos instalados, servicio gratuito de peluquería, vacunación, atención odontológica, «el sopazo» con más de 10 ollas montadas en un fogón rectangular dispuesto a ras de suelo, señoras cocineras con rostros cálidos, utilizando delantal y gorro, equipo de 8 fotógrafos profesionales, coordinación de prensa y social media local, animadores, sonido de primera, tarima, escoltas atléticos, docenas de voluntarios identificados con camisas «Esperanza por el cambio» y «Javier Bertucci Esperanzador», son algunas pinceladas del despliegue este sábado 10 de marzo para recibir al candidato presidencial de 49 años, expastor y fundador de la Iglesia Cristiana de Avivamiento Maranatha.
ESPECIAL | Nilsa Varela Vargas |
En una mega jornada de atención social realizada este sábado 10 de marzo en los terrenos de la Orquesta Sinfónica El Tigre y bajo el slogan «vienen días mejores para este país», Javier Bertucci se montó en tarima y expresó en menos de 15 minutos un discurso político que giró en torno a tres elementos principales:
La nostalgia familiar por los que se fueron del país, la abstención como estrategia para dejar seis años más a Maduro, y Bertucci, el candidato que no viene de la política. Luego del meeting y antes de seguir al Hospital Felipe Guevara Rojas y posteriormente continuar su gira por el estado Guárico, Bertucci invirtió 8 minutos para responder preguntas de la prensa.
Allí habló de la necesidad de optar por créditos internacionales quitando al Estado «del medio», del desmontaje del control cambiario, del retorno de las tierras expropiadas, del respeto a la libertad de culto, de su renuncia a la Iglesia Maranatha y su liderazgo. También habló de las tickeras y las bolsas Clap que da el gobierno a cambio del voto.
«Vienen días mejores para este país. Nosotros vamos a trabajar junto a otros 30 millones de venezolanos para sacar a este país adelante, queremos que se unan al cambio y al futuro. Esta opción no es partidista, le pido a la gente que crea en la esperanza, que tenga fe. Eso es lo que quiero capitalizar», pronunció Bertucci al comienzo de su intervención delante de aproximadamente 1.000 personas que en ese momento lo escuchaban mientras comían sopa espesa de lagarto, hueso de rabo, costilla y verduras. Otros asistentes aprovechaban los servicios de corte de cabello, vacunación y castillos inflables para niños.
«Aquellas madres que sus hijos se fueron a otros países, aguanten un poquito, pronto los vamos a traer».
La abstención busca dejar a Maduro y el hambre por seis años más
«La abstención no es la ruta, no es el camino, nos va a dejar 6 años más de hambre, 6 años más de miseria, 6 años más de problemas. El cambio es el 20 de mayo y ese día hay que salir a votar masivamente». El candidato recordó la abstención en las parlamentarias del 2005 convocada desde la oposición y sus nefastas consecuencias.
«No quiero ser malicioso, no son mis valores, pero quién gana con una abstención, quién se beneficia con un gobierno que se queda 6 años más, no es justo, en la calle la gente quiere cambio. Le digo a las fuerzas opositoras que el cambio no se puede hacer con balas, ni con disturbios, sino con votos y democracia, le digo a la oposición sensata que salga a votar masivamente y deje la propuesta de abstención que no nos conduce a nada».
Bertucci contra una de las banderas de la revolución: La bolsa Clap
«Va a haber un cambio, porque los días que vienen son los días mejores para este país», repitió antes de criticar las bolsas de comida de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), que solo duran 3 ó 4 días. «Las tickeras que le dan el día de votación le duran un día, pero ese gobierno que se las da, dura 6 años. No venda su país por 1 millón de bolívares, dígale ´quédate con tu tickera, vengo a votar por el cambio´. Se tiene que acabar esa política sucia», calificó.
Bertucci le pidió aguante a la gente. Afirmó que solo quedan 2 meses y medio antes de comenzar «el futuro más grande que ha tenido este país en las últimas décadas, que nadie pierda la esperanza en este lugar».
Negó que tenga en mente otorgar amnistía a los delincuentes, pero asomó la opción de dar una segunda oportunidad para los jóvenes que agarraron el mal camino. También explicó que, mejorando la economía y las opciones de empleo, resta concretar un plan de compra de armas a precio internacional para que sea atractivo el desarme.
Asegura que los problemas de Venezuela son fáciles de solucionar
«No voy a gobernar con mis compinches, los voy a respetar y a ayudar, pero necesitamos a los más confiables, los más capaces. Tener a Venezuela como prioridad. No salí de donde salí para venir a ser un político más, sino, me quedo donde estaba. Me puse al frente para liderizar el cambio que esta sociedad necesita, puse mi nombre, dejé todo lo que tenía atrás y dije señores aquí estoy yo y le digo a este país aquí estoy yo, ¿y qué dicen las encuestas? que estamos subiendo como un cohete. Nadie detiene la candidatura de la esperanza, estamos creciendo en todos los estratos sociales, me dicen eres el hombre de la esperanza Bertucci. Este es un país que quiere dejar todo lo que conoce como el pasado. Vienen días mejores».
Créditos internacionales y desmontaje del control cambiario
«Necesitamos quitarnos del medio como Estado, el Estado no puede seguir siendo el que manipule los créditos, necesitamos ser facilitadores de créditos internacionales duros para las líneas de producción del país, porque si al empresario lo ponemos como el que ejecuta el crédito, eliminamos la posibilidad de corrupción que tanto daño ha hecho (…) Las expropiaciones serán estudiadas, no tenemos necesidad de producir zapatos, morralitos o aceite, sino ser eficientes, el gobierno debe ajustarse al marco legal. A aquellos que expropiaron les vamos a regresar lo que les quitaron y a darles créditos para que reactiven sus empresas».
Luego de reconocer que el control cambiario es «una camisa de fuerza», Bertucci aseguró que no se levanta de un solo plumazo sino con la concertación de economistas y especialistas que marquen la dirección correcta del desmontaje del control cambiario.
«Un país no vale por su oro ni su petróleo, sino que tiene valor por su gente. Vamos a empoderar al pueblo venezolano en los cambios y transformaciones que se requieren no con ideología, sino con responsabilidad social y sensibilidad de país».
Después de mencionar que es el único que está en la calle, que huele a leña, a sopa, el único que está sudado y lo llenan de sudor, explicó que para optar a la presidencia de la República, renunció a su cargo religioso y ahora tiene condición seglar. Sin embargo, afirmó que basados en un país donde el 93% son cristianos, buscará la siembra de valores cristianos, más no el aumento de adeptos religiosos.
- En el ámbito espiritual ¿Cuál es el trabajo por hacer en un país que ha invertido los valores?
«La siembra de los valores cristianos, y explico para que personas de otras religiones no se sientan ofendidas: El 93% de la población venezolana es cristiana, católicos, bautistas, evangélicos, luteranos, vamos a tener a Jesús como pilar de valores, incluyendo a los funcionarios de gobierno para recuperar la estabilidad interna de un país que está basada en sus valores y no en la administración pública. Promover la siembra de valores cristianos, no religión, no confundamos las cosas, la idea no es hacer adeptos religiosos sino sembrar valores, ejemplo la solidaridad».
Sus detractores dicen que se aprovecha de la religión para optar a la presidencia ¿Cómo puede responder a eso?
«Renuncié a la iglesia, tengo condición seglar, soy laico. Tengo la simpatía que vengo del pastorado, no estoy manipulando a la Iglesia Evangélica, tampoco dije que soy el candidato de la iglesia evangélica, soy el candidato de 30 millones de venezolanos«. Bertucci reconoce el liderazgo logrado.
«Lo pongo a la orden de mi país, un liderazgo hecho con amor, esperanza y que lo puse en riesgo de ensuciarlo con la política y las críticas, esto consciente y ya me han dado leña, pero hay que ser más valiente. Por eso no he respondido a los ataques bajos de la política».