Artículo dominical de monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre. Por los caminos.
Un autor afirma que además de las cuatro notas de la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la quinta nota de la Iglesia debería ser perseguida.
El Libro de los Hechos de los Apóstoles nos relata cómo desde un primer momento los discípulos se asemejan a su Maestro al sufrir persecuciones de parte de las autoridades judías.
Es interesante notar que frente a esta realidad los seguidores de Jesús en sus plegarias al Altísimo, no piden que se acaben los malos sino que piden a Dios Espíritu Santo que les conceda anunciar la Palabra con toda valentía (cfr. Act 3,29), sin miedo.
¿Quién o qué puede detener la Palabra? En el mismo libro de los Hechos vemos como Dios Padre obra prodigios a favor de los pregoneros de su Palabra porque es Palabra de Vida.
Bueno, frente a esta realidad, nos cuestionamos ¿porqué no ocurren esos milagros hoy? ¿no son necesarias también hoy la intervenciones milagrosas para que la Palabra salga del pequeño grupo, del ghetto de los ya no tan numerosos fieles?
Notemos que el Señor Jesús no libra de la cárcel a sus seguidores sino que los libera de ella; les hace pasar por la prueba, les hace beber el trago amargo.
En todas las épocas se ha dado una aparente impotencia de la Palabra durante periodos, casi como un perenne invierno: dura una noche, en ocasiones años, a veces épocas.
Muchos lo experimentaron durante el comunismo en los países de la llamada “Cortina de Hierro”. Cayó el comunismo y se descubrió la manera heroica como se transmitió la fe de padres a hijos. La Palabra avanzó irresistible “hasta los confines de la tierra”.
Es en las persecusiones en las que se foguea el temple de los discípulos misioneros y de las discípulas misioneras; lo que siempre hemos escuchado “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.
Creo que podemos ver los milagros que esperamos en nuestro tiempo en la experiencia del itinerario del sínodo de la sinodalidad. Es increíble el entusiasmo que ha suscitado en muchas comunidades; como se han generado encuentros, métodos de oración y de lectura de la vida eclesial.
Estamos conscientes que no es fácil salir de la cárcel del “siempre se ha hecho así”; no es tan seguro “confiar en los laicos”; se afirma que es “la hora de los laicos” pero al parecer, hemos detenido las manecillas del reloj (Papa Francisco).
Las actividades en torno al sínodo han despertado la creatividad en amplios sectores del Santo Pueblo Fiel de Dios; los indígenas, los afrodescendientes se han sentido tomados en cuenta.
Hemos vivido en la Semana Santa la experiencia de cuántas personas se acercan a nuestros templos con tanta devoción.
Este tiempo pascual es el propicio para renovarnos y dejar que el viento del Espíritu sople en las velas de nuestras naves y nos introduzca mar adentro, con la confianza que el Señor Jesús es el timonel.
23/04/23
+José Manuel, Obispo