El gobierno venezolano utilizó correctamente la vía democrática para obtener el poder, pero una vez que lo obtuvo se ha dedicado a tejer, con filigrana, una maraña que actúa desde el gobierno a través de mafias: pranes, colectivos… apoyada en el Estado Comunal, que le permite una comunicación directa con los consejos comunales y las comunas; la estatización de la economía para exterminar la producción e iniciativa privada para importar los productos y bienes de servicios, con la finalidad de que todo lo distribuya el Estado y esté bajo su control, incluyendo por su puesto las importaciones millonarias con lo cual se han enriquecido a costa del bienestar de todos los venezolanos.
El Tribunal Supremo de Justicia vacía de competencia a la Asamblea Nacional, Maduro entrega el presupuesto de la nación al TSJ, suspende el referéndum revocatorio, advierte a la oposición que no entra a Miraflores “ni con balas ni con votos”, y anuncia cuando serán las nuevas elecciones en Amazonas: “¿vieron?: hubo fraude”, expresó. Ese hecho fue producto de un acuerdo en la mesa de diálogo, pero eso no importa, lo importante es dejar claro que él es el que manda. Y que nadie, nadie puede hacer absolutamente nada.
Que no haya alumbrado ni en las carreteas ni en las calles, ni vías en buen estado, semáforos dañados, robos, asesinatos, secuestros… no es producto sólo de la ineficiencia, sino de una política de Estado para que la gente se quede aterrada, quieta, inmovilizada y desesperanzada.
De allí que la mayoría de los venezolanos necesitamos, no queremos, necesitamos, cambiar este gobierno. Pero, los últimos acontecimientos muestran diferencias entre los factores políticos, grupos de opinión e individualidades. La mayor agrupación unitaria expresada en la MUD, se ha sentado con el gobierno en una mesa de diálogo, intención que, como San Pedro negó a Jesús, negaron en varias oportunidades, hasta que lo hicieron. Otros factores de la Unidad, como Voluntad Popular, no estuvieron de acuerdo con este diálogo, por la estrepitosa decisión del gobierno de suspender el referéndum revocatorio. Vente Venezuela ha criticado el diálogo y considera que se debe rectificar y retomar la arena de lucha en la calle.
Resulta que como en otrora, se asumen banderas, posturas, discursos y retóricas, sin contenido. Decía Antonio Leocadio Guzmán: “si los otros dicen liberales nosotros decimos conservadores”. Ahora, si el gobierno habla de socialismo nosotros hablamos de democracia, pero ni ellos son socialistas, ni los otros demócratas. Así ¡nadie es lo que dice ser!
Y digo esto porque si somos demócratas, tenemos que entender el momento político en el cual nos ha tocado vivir, entender que la permanencia en el poder del gobierno significa sufrimiento y miseria para todos los venezolanos, incluyéndonos. Por lo tanto, nos toca escuchar la opinión de los ciudadanos, ejercer la democracia interna dentro de los partidos políticos, reconocernos respetando la posición de los que piensan diferente, tener la capacidad de colocarnos por encima de las diferencias; porque sólo unidos podemos enfrentar a la neo-dictadura.
Por lo tanto, plantear diálogo o calle, es lo peor que nos puede ocurrir, cuando debe ser #DiálogoYCalle. Tanto diálogo como sea necesario mientras que la gente presiona en la calle. Pero eso no se logra con las diferencias señores. Hay una realidad: miedo; y ese miedo se vence con acompañamiento, convencimiento, con fuerza, sin divisiones.
Así que hago un llamado a los liderazgos políticos nacionales a colocarse a tono con las necesidades del país y que se sienten a diseñar estrategias unitarias, no sólo el G4, G5 o G9, todos los sectores, que nos fortalezcan en el diálogo y en la calle.
Carlota Salazar Calderón
@carlotasalazar