Monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre. Por los caminos.
En el evangelio de este domingo XVI del tiempo ordinario, vemos al Señor Jesús muy atento a las necesidades de sus discípulos que volvían cansados de una misión apostólica. Como lo buscaba tanta gente “que no les dejaban tiempo ni para comer” el Maestro les procura descanso y restauración de las fuerzas naturales y del espíritu.
Aunque según el autor, esto no llegó a realizarse porque la gente se fue tierra y se les adelantó y al desembarcar, Jesús y los Doce se encontraron con una multitud que estaba “como ovejas sin pastor”.
El Buen Pastor al ver a aquella muchedumbre, que le buscaba afanosamente, que se sentía desprotegida y que estaban buscando una palabra que les orientase, le diese sentido a su existencia, dice el evangelista que el Maestro “se puso a enseñarles muchas cosas; después les alimentará incluso materialmente».
Es preciso que tengamos presente que la Palabra que hemos escuchado nos ha de llevar a revisar nuestra actitud personal frente a Cristo, nuestro Pastor, y también nuestro propio servicio pastoral hacia los demás.
Y esta temática de la ausencia de pastores, no se da solo en el ámbito religioso: es un llamado también para todos los que de alguna manera desempeñan un papel como guías en diversas áreas de la vida de la sociedad.
Es un llamado a todos los líderes en el mundo de la política ¿Cuándo dejas a tus “ovejas” sin el alimento? Cuando utilizas tu capacidad solo en beneficio de tus intereses personales; cuando desaparece del horizonte de tu vida la palabra compasión, padecer junto a otros sus mismas vicisitudes.
Dejas sin el alimento necesario a tus seguidores cuando conviertes tu rol en hacer que todos dependan de ti; la autoridad es para hacer crecer a los demás y, por el contrario, el “pastor rufián” hace todo para que dependan de él. Es considerar a las personas como unos “infantes borregos” para crearles dependientes.
La mejor política es la que genera procesos que facilitan un acercamiento adulto hacia las personas; la que realiza propuestas que conducen a “sumar y multiplicar” la buena voluntad de los ciudadanos para encontrar caminos que conduzcan a resolver las dificultades entre todos.
Las sociedades avanzan hacia el progreso en la medida en que sus ciudadanos procuran vencer el atavismo que solo nosotros somos los buenos y los demás, no sirven.
Lastimosamente, la dirigencia política de nuestra nación solo piensa en llegar a un puesto. Y después levanta un muro que los separará del común de las personas.
Es urgente que surjan líderes que aprendan a generar procesos más que a ocupar espacios; que aprendan a despertar a la generación de relevo. Y les dejen crecer autónomamente, sin creerse indispensables.
18/07/21 +José Manuel, Obispo