La Causa R publicó un comunicado en donde anuncia que no participará en las elecciones presidenciales por considerarlas una “farsa electoral” y anuncia que seguirá luchando por restituir el derecho a elegir del venezolano.
A continuación el comunicado completo:
Desde La Causa R apoyamos plenamente la decisión final de la delegación opositora en el diálogo que tuvo lugar en República Dominicana de no suscribir ningún acuerdo en los términos propuestos por el régimen en complicidad con algunos mediadores que quedaron al descubierto en su parcialidad interesada a favor de la dictadura. En este sentido, informamos a la opinión pública que no estuvimos de acuerdo con ninguna de las versiones del documento considerado durante el fallido proceso de negociación, por la sencilla razón de que ninguna de ellas hacía mención a la exigencia de ponerle fin a la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. No en vano dicho proceso terminó solo con la participación activa de tres partidos y sin la presencia de los cancilleres de los países garantes; era un chantaje de parte del régimen para que se suscribiera un acuerdo totalmente nefasto para el objetivo de cambio democrático, estipulando unas elecciones relámpago en el marco de un espurio decreto constituyente y regido por el mismo CNE que no ha dado respuesta al fraude comprobado en el estado Bolívar con Tibisay Lucena al frente, con dirigentes inhabilitados, partidos ilegalizados (incluyendo la tarjeta de la Unidad) y millones de venezolanos excluidos del registro electoral.
Ahora bien, de la misma forma seria y transparente con la que le advertimos al resto de los partidos y al país sobre la inconveniencia de suscribir cualquier acuerdo en los términos ya conocidos, ahora hacemos lo propio para exigirle a todos los partidos de oposición mayor coherencia y contundencia para desconocer la convocatoria electoral hecha por el CNE y los resultados que de ella surjan, los cuales serán totalmente ilegítimos y contarán con el rechazo absoluto de toda la comunidad internacional. No tiene sentido que, después de rechazar el acuerdo, ahora algunos partidos quieran decidir unilateralmente participar en el proceso electoral con las mismas condiciones ya rechazadas. En su momento también denunciamos que la política de validación de partidos de parte de la dictadura solo buscaba dividirnos para sacar del juego a quien le interese y para crear una oposición domesticada, que le sea útil para perpetrar su fraude continuado. En nuestras manos está impedir el éxito de esa perversa estrategia para seguir transitando juntos el camino de lucha democrática y de oposición verdadera, con miras ahora de recuperar el sagrado derecho a elegir de los venezolanos en unas elecciones justas y en condiciones legales.
Igualmente lamentamos que nuestro planteamiento de realizar primarias con tiempo para elegir por la base a un líder que tuviera ahora la fuerza y legitimidad suficiente para plantarle cara al fraude electoral no haya sido acogida en el seno de la MUD; mantenemos nuestro criterio de abrirle paso a una plataforma ciudadana más amplia e incluyente, con representación activa de la sociedad civil como las Iglesias, Gremios y Movimientos Sociales. Nuestra lucha seguirá siendo por una salida electoral verdadera, para lo cual se requiere asumir sin complejos el reto de una protesta social continuada en concordancia con el escenario internacional que hoy apoya con contundencia la restitución de la democracia en nuestro país.
Finalmente, aclaramos que nuestro candidato Andrés Velásquez, no participará en este simulacro electoral para no avalar otro fraude electoral que ya está “cantado”; su liderazgo y nuestra actividad como partido político estarán al servicio de la nueva instancia de lucha que debe surgir en esta etapa, con una agenda clara para alcanzar entre todos un cambio político que garantice el respeto a las normas constitucionales y la restitución de todos los derechos para todos los ciudadanos. El pueblo venezolano anhela y requiere este cambio político porque hoy no solo sufre la opresión de una dictadura criminal, sino también que es la víctima más notoria y evidente de una crisis humanitaria sin precedentes.