¡Sí! Así estamos en Venezuela. Los grifos secos y los bombillos apagados, debido a la carencia de organización, planificación, inversión y acción por parte de los entes del Estado, en pocas palabras así estamos por la carencia de un buen gobierno.
El legado se resume en apagones, o más bien “alumbrones” por todo el territorio nacional excepto Caracas, y tuberías sin una gota de agua.
Venezolanos viviendo a oscuras, muertos de sed y sin nada que comer en sus neveras, es prácticamente la descripción cada vez más espantosa de la realidad que estamos viviendo los venezolanos.
Mientras el pueblo pasa necesidad, con el estómago vacío, sin una gota de agua y a oscuras, los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), por un lado, y las Rectoras del Consejo Nacional Electoral (CNE), por el otro cierran las vías democráticas, constitucionales y pacíficas para el cambio de Gobierno.
¿Juegan con fuego? Sí, desde el Palacio de Miraflores están jugando con la paciencia del venezolano, están jugando con el estómago de los venezolanos, están manipulando una dinamita mientras encienden un cigarrillo.
Para Nicolás Maduro lo importante es permanecer en el poder, a cuesta de cualquier mal, que por supuesto ellos no padecerán sino millones de ciudadanos que en este momento se encuentran sumergidos en el océano humano de las colas o pasando las de Caín por el corte programado de luz de cuatro horas en su sector.
Para ellos, lo importante es gobernar así sea sobre un país en ruinas, a oscuras y sin futuro. Ellos buscan el poder para saciar su apetito voraz de corrupción y maldad.
Y mientras ellos disfrutan las mieles del poder y del dinero, en las casas de millones de venezolanos no sale agua por el grifo y tienen que pagar 200,300, 400 y hasta 500 bolívares un tambor, o se quedan a oscuras por más de 4 horas debido a los cortes de luz para evitar que en Caracas se dé un apagón, o pierden la vida misma en el tiempo interminable en las colas para poder medio comprar algún producto para satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación.
En pocas palabras este Gobierno es sinónimo de miseria, hambre y desolación. Y a pesar que ellos se empeñen en cerrar las salidas, será el pueblo y su dirigencia democrática la que encuentre en medio de esta vorágine los medios necesarios y menos traumáticos para sacar a Maduro de Miraflores por las vías más expeditas y pacíficas.
Ante los problemas derivados de la pésima administración de Maduro y sus secuaces, todos los que queremos un cambio, todos los que deseamos una Venezuela nueva y mejor, tenemos que estar más unidos que nunca y en franca acción para conseguir la meta de la construcción de una nación pujante, libre y nuevamente democrática.
¡Hoy más que nunca UNIDAD!
Antonio Barreto Sira
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