Desde hace cuántos años escuchamos que nuestro país está en crisis. Desde hace cuántos años escuchamos que Venezuela necesita Ayuda Humanitaria. Muchos estábamos conscientes de que, ante estas condiciones de vulnerabilidad que arropan a las familias venezolanas en mayor o menor medida, cualquier calamidad, como un terremoto, inundaciones por fuertes lluvias, o un evento imprevisto como ha sido la pandemia del SARS-CoV-2, sería muy difícil de manejar y complicaría más nuestra ya delicada situación. Ilustración de Ana Black.
Si apelamos solo a la lógica, con la red de salud pública deteriorada que conocemos, primero necesitaríamos meses de acondicionamiento. También vemos cientos de vacantes libres por el éxodo masivo de profesionales de la salud que agarraron sus maletas cansados de un sueldo insuficiente. Y luego, esa herencia del guiso y del gestor, que en la cuarta y la quinta república es un cáncer que se ha venido perfeccionando; todo esto junto forma una especie de pantano que no pudimos saltar. Nos volvemos a topar con la realidad de que vivimos en un país lento, sin capacidad de respuesta, un país que va por detrás, no de una ambulancia, sino de una caravana de ambulancias.
Políticos para quienes es más importante proyectar una falsa imagen con un buen backing y una buena foto, en vez de invertir en la salud de sus votantes.
La vacuna es una valiosa oportunidad de minimizar los terribles efectos del coronavirus (vacunados aún podemos adquirir el virus). Sin mencionar que tampoco se garantiza, a pesar de las mentiras que escuchamos todos los días por los medios de comunicación, la amplia gama de medicinas que requiere un paciente con Covid. No es cierto que el venezolano tenga acceso al tratamiento contra esta enfermedad. Son miles de testimonios pidiendo ayuda económica o donativo de insumos que así lo certifican, y son muchos los familiares y amigos a quienes pedimos ayuda cuando nos tocó, y viceversa.
En Venezuela el tratamiento contra el Covid no es gratuito.
Con un país frágil como el nuestro, no podíamos esperar algo diferente a lo que vivimos en la actualidad: Un retraso abismal en el proceso de vacunación contra el Covid-19. Y escribir esto sin anestesia, busca que bajemos en colectivo, los niveles de frustración, de decepción. Bajemos la expectativa, pero mantengamos la esperanza viva.
Qué tan atrasados estamos en Venezuela
El presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría del estado Aragua, Alejandro Crespo, hizo el cálculo y determinó que Venezuela va 50 veces más lento que Chile.
La Organización Panamericana de la Salud, afirma que ese país aplica 0.72 dosis por cada 100 habitantes, mientras que Venezuela llega a 0.027 dosis diarias.
Hasta el 30 de abril, nuestro país había recibido 880.000 dosis, 380.000 Sputnik V y 500.000 Sinopharm, según la información publicada por el Gobierno Nacional.
Por tratarse de vacunas de dos dosis, esa cantidad sólo podrá cubrir el 1,5% de la población, unas 440 mil personas nada más, según un cálculo hecho por Transparencia Venezuela. Esta misma organización dice que Venezuela se ubica al nivel de países africanos:
La OPS reportó en abril que sólo habían sido administradas 230.000 dosis de vacunas en Venezuela. Bloomberg publicó que al 16 de abril que Angola había aplicado 245.442 vacunas, lo que representa al 0,4% de su población, y Malawi poco más de 240.700, que es el 0.6%.
Detrás de nosotros está Uganda con 206.708 dosis administradas (0,3% de la población) y Túnez con 191.516 (0,8% de la población).
Queda en evidencia que hasta ahora las políticas implementadas desde el Gobierno son insuficientes, y muy deficientes. Fedecámaras hizo una propuesta para vacunar inicialmente a 3 millones de personas y no ha habido respuesta. Hay otros actores del sector privado interesados en participar en el proceso de inmunización y el Gobierno no debe seguir en ese afán controlador, si de verdad le importa la vida de quienes aquí habitamos.
No importan los medios, solo importa el resultado, y es: TODOS VACUNADOS. Mientras llega ese momento que seguramente ocurrirá con el objetivo de estimular el voto el 21 de noviembre, fecha en que serán electas las nuevas autoridades municipales y regionales, cuídese. Ya sabemos que el tratamiento es excesivamente costoso.
Escrito por Nilsa Varela, directora @diarioelvistazo.