Los que vivimos en El Tigre, hemos tenido en los últimos días varios temas de conversación colectivos. Unos perfectos trend topic que desarrollamos en WhatsApp y Facebook.
El frenesí comenzó el jueves 27 de febrero a las 12 del día. La mayoría de nuestros contactos tenía en sus estados la foto de una estela de humo vertical (pensando en cohetes, misiles, aviones de combate); después vimos explicaciones de cómo un avión militar rompe la barrera del sonido. Y a pesar de eso y de las «declaraciones oficiales», el estruendo y vibración que nos sacó mega asustados de las casas y oficinas, es todavía para muchos un misterio.
Al final de ese día llegaba un nuevo susto. Rodó también por wasap una cadena escrita en la que describían a una mujer de 31 años contagiada con Coronavirus, y ubicada a sólo 50 minutos de El Tigre. Rápidamente indagamos con las autoridades sanitarias del estado Anzoátegui quienes dijeron tener aislado, un caso SOSPECHOSO, en la población de Soledad.
Y cuando esperábamos el viernes en la mañana tener los resultados o alguna novedad de esa preocupante situación del virus de Wuhan, llegaba «triunfante» el tema que luego se convirtió en el nuevo trend topic de la ciudad: Los pendones.
Unos pendones con buena tinta, diagramación, su hilo y sus maderas para montarlos dignos en los postes de las principales avenidas de El Tigre. Fueron unos pendones mandados a hacer por una persona (no se sabe con certeza si fue un hombre o una mujer) que tiene plata, que tiene muchos deseos de venganza y sobretodo, una persona que tiene la intención de exponer al escarnio público a una mujer, por un supuesto asunto sentimental. Una mujer que por cierto tiene nombre, apellido y rostro. Una mujer que tiene mamá, papá, hermanos y tíos. Una mujer que tiene una hija. Una mujer que tiene amistades. Una mujer que tiene planes. Una mujer con pasado y presente. Una mujer que no sabemos cómo ni por qué está allí en los pendones. ¿Ella le fue infiel a su pareja o ella es la amante? No lo sé y esos que fueron cómplices del escarnio usando sus wasap con el hashtag #PorPuta, tampoco lo saben… y realmente NO debería ser problema de nosotros. «Pero como no se están burlando de nosotros, nos da risa y no nos importa». Y sí. Debería importarnos mucho, porque nos terminaron involucrando a toda la comunidad, en ese problema «personal».
Considero que una persona salió y divulgó, más que las fotos de una supuesta «trepadora», divulgó sus propios problemas en unos postes de la avenida España y la avenida Francisco de Miranda, y muchos se llevaron ese asunto a su Facebook, porque era «divertido».
En varios grupos locales de esa red social, se pueden leer cualquier cantidad de comentarios de mujeres contra la protagonista del pendón. «¿Quién la manda? Está bien hecho #PorPuta», opinan algunas. Otras osadas defendían la acción de «un hombre herido». Dos ejemplos de que estamos anclados en la crítica automática del machismo.
Son múltiples las preguntas que podemos hacer a partir de esto, y ya no sigamos hablando de tantas personas que, viviendo incluso una situación similar (posición de cachos, posición de amante, posición de lo que sea), montaron dignos en su wasap, la desgracia de otra persona. No, ya de ellos hablamos. Pensemos por un momento en el autor o autora material del hecho: Es una persona que se dejó llevar por los celos y se siente muy humillada? Es una persona que desconoce la implicación penal que tiene esta acción o la conoce y aún así prefirió vivir el placer del escarnio? Es una persona que no consigue entender su valor como persona, a pesar de una traición? Puede ser un psicópata o es un narcisista? Esa persona que mandó a hacer los pendones, puede atentar contra su vida o la de alguien más? Hasta donde puede llegar su venganza, qué más puede atreverse a hacer? Mientras escribo esto, pensemos también en la persona que es víctima de injuria. Hasta qué punto esta persona tolera esta situación? Cuál es el impacto de estos pendones que atentan contra su honor? Y qué impacto tiene eso en su familia? Esta persona buscará justicia, buscará venganza o algo más?
No es para nada buena idea, acostumbramos siempre a ver la paja en el ojo ajeno. Qué ocurre si la próxima vez te toca a ti, a tu hermana, o un familiar?
En Diario El Vistazo no nos prestamos para este tipo de situaciones. Por el contrario, fijamos posición de rechazo contra este bochornoso acto. Y en calidad de directora de este medio de comunicación, quien suscribe la presente, Nilsa Varela, me solidarizo como mujer y como ciudadana de El Tigre, con la persona que ha sido sometida al escarnio público y también con toda su familia.
Finalmente hago un exhorto a las autoridades competentes para que no dejen pasar la oportunidad y actúen en este caso que fue público, notorio y comunicacional. Consideren que no sólo transgredió a una persona y su círculo familiar, también atentó contra la comunidad que vio el lenguaje soez y denigrante, utilizado en los pendones.