Monseñor José Manuel Romero Barrios, obispo de la Diócesis de El Tigre / Por los caminos: Perdonar y amar ¿Cosas de otro mundo?
Las lecturas de este VII domingo del tiempo ordinario nos permiten reflexionar sobre la novedad de vida del discípulo Jesucristo.
El rey Saúl persigue al joven David porque es un peligro para reinado al adquirir fama porque venció al gigante Goliat. Mientras el monarcas está descansando en su campamento, David logra acercarse y robarle algunos objetos personales; el compañero le dice a David que puede matar a su enemigo, lo que David se niega.
¿Por qué perdonó David la vida del rey? Porque era el Ungido de YHWH.
Ya en el Primer Testamento se aconseja tratar bien, amar a los extranjeros porque los hebreos fueron extranjeros en Egipto (cfr. Dt. 10,19). Y también se pide que se use misericordia en el trato con todos, porque YHWH es misericordioso.
Se procurar legislar de tal manera que la educación formal vaya dulcificando el corazón del ser humano.
La realidad conduce a percatarse que el odio tiene prevalencia sobre el amor, la venganza sobre el perdón. Es una constatación que lleva a decir con el autor del libro del Génesis “que el corazón humano está inclinado a la maldad” (8,21).
San Pablo expresa la idea del hombre celestial y del hombre terrenal, entre ambos hay un camino que supera la distancia que enlaza los dos mundos.
Ese camino pasa a través del abandono de un programa razonable (amar los que nos aman, hacer el bien a los que nos hacen el bien, prestar a quienes presentan datos para pagar, etc) y la adopción de un programa irrazonable, cuyos puntos cualificativos y por lo mismo, irrenunciables son: amor a los enemigos, perdón, no juzgar, no condenar, dar sin cálculos, misericordia sin limites
El ser humano permanecerá inevitablemente un poco terreno. Pero desollándose los pies por ese camino imposible alcanzará el cielo llevando un cierto peso “terrestre”.
Y llegamos a sospechar que ese camino no señalado en los itinerarios normales, lleve a “hacer descender” sobre la tierra un trozo de cielo.
Entonces Saúl no tendrá necesidad de enviar a alguien a recuperar el jarro de agua que David se ha llevado sino que lo volverá a encontrar en su cabecera, al despertarse ……. lleno de agua fresquísima.
¿Cosas de otro mundo? Puede ser.
Pero cuando las cosas del otro mundo entran a formar parte de este mundo entonces, y solo entonces, nos sentiremos seguros en nuestra casa.
24/02/19
+José Manuel, Obispo