Monseñor José Manuel Romero Barrios, Obispo auxiliar de la Diócesis de Barcelona y rector de la parroquia San Juan Bautista en San Tomé.
Domingo XXX (29/10/17)
DOS, UNO
Hablar del amor pudiera resultar algo difícil porque resulta una palabra manida y con poca sustancia real. Pero en realidad no es así. El vocablo amor viene a encerrar lo fundamental de la existencia humana por cuanto el ser humano no se le entiende y se le comprende sino es desde el amor.
En el judaísmo se contaban hasta 613 preceptos (365 comenzaban con el “no”, y 248 con un perentorio “debes”). Pudiéramos decir que existía una maraña de mandamientos y esto generaba en una casuística que hacia que la gente se perdiera en detalles. Y por supuesto de todo esto resultaba una vida religiosa como una cáscara vacía. Y se olvidaba lo esencial de la religión
En medio de esa vegetación espesa y oscura, Jesucristo realiza un corte que permite descubrir dos rostros. El rostro del hermano y el rostro de Dios Padre.
Sí, porque el Señor Jesús con esa sorprendente suma, no nos entrega dos números, sino dos rostros, dos presencias, dos relaciones vitales
La novedad de Cristo consiste sobre todo en haber “sumado” dos mandamientos, en haberlos unido estrechamente, soldados para siempre hasta hacerlos inseparables.
Por eso el amor es la medida de la fe.
Pensamos que somos “religiosos” cuando oramos, cuando frecuentamos los sacramentos, cuando entramos por la puerta de la iglesia.
Y no se nos pasa por la cabeza que somos “religiosos” también cuando luchamos por una sociedad más justa, cuando hacemos un poco de limpieza dentro y fuera de nosotros, cuando nos interesamos por un inmigrante, cuando manifestamos respeto hacia quien es despreciado, cuando pasamos delicadamente el umbral de la soledad de un anciano, cuando nos preocupamos de las dificultades en que está atrapado un vecino.
Lo esencial no está escrito en las páginas de un texto. Lo esencial siempre tiene un rostro. Después de haber leído en aquel rostro, en aquellos rostros, podrás también dar un vistazo a las páginas del código. Para que caigas en la cuenta de que has dado una interpretación precisa. La única posible.