Carmen Quijada y Fernando Guevara tienen 60 pacientes oncológicos, entre niños y adultos, que asisten al Hospital de El Tigre y presentan recaídas por falta de medicamentos para su tratamiento.
Ven con preocupación que nadie se pronuncie al respecto. No hay ninguna respuesta.
«En lo que va de 2017 hemos diagnosticado a 10 pacientes entre 2 y 6 años de edad, con leucemia linfoblástica aguda», explica Quijada. «Hasta hace tres años podíamos resolver con medicamentos que llegaban al Seguro Social y la información que tenemos hoy es que el gobierno no está trayendo los insumos».
Tratar a un paciente hemato-oncológico es aún más difícil en El Tigre, «La Gran ciudad del Sur», como fue bautizada por la actual administración local, si incluimos la ausencia de laboratorio, Rayos X, ecógrafos y las dificultades que se presentan en el Banco de Sangre.
Lo que necesitan, lo que no hay
La Doxorubicina en ampollas tiene un costo aproximado de 150 dólares cada una, traídas de Brasil y un paciente requiere en promedio 2 ampollas por mes.
La Mercaptopurina, que debe ser suministrada cada 14 días cuesta entre 80 y 100 dólares la caja que trae 28 tabletas. Es un medicamento que se requiere por dos años.
Quijada y Guevara cumplen con los familiares para llenar las planillas del Instituto Venezolano del Seguro Social, sitio que no cuenta con los tratamientos. La Fundación Badan, privada y autogestionada, se encuentra en una situación similar sin medicamentos de alto costo.