Monseñor José Manuel Romero Barrios, Obispo auxiliar de la Diócesis de Barcelona y rector de la parroquia San Juan Bautista en San Tomé.
¿Por qué los seres humanos celebramos? Por qué siguen los compositores musicales componiendo piezas musicales? ¿qué lleva los jóvenes a servir como voluntarios en los momentos de catástrofes? ¿qué sentido tiene la existencia de las orquestas juveniles y los conciertos que ofrecen? ¿por qué existen los museos? ¿por qué los premios Nobel y los premios Oscar siguen atrayendo nuestra atención? ¿de qué nos sirve la celebración de la memoria de un santo?
Nuestra vida como seres humanos está marcada por situaciones y eventos que les conducen a descubrir en ellos una fuerza que les permite trascender momento preciso en el tiempo.
Esta inserta en la naturaleza humana la capacidad de vivir no de los recuerdos sino de la fuerza que emanan de esos eventos que de alguna manera marcaron la historia de la humanidad.
Nos admiramos ante ciertos sucesos que cuestionan nuestra manera ligera de vivir. Una joven perteneciente al cuerpo de bomberos del DC, al ver que se incendiaba la casa en la que vivía con sus tíos, se lanza a salvar a unos pequeños primos y logra salvar a dos pero muere en el intento de salvar a un tercero. ¿Por qué no se salvó ella sola y punto? qué la impulsó a sacrificarse por los demás?; recordemos aquella madre que en el Estado Falcón que se lanzó a una alcantarilla para salvar a su hijo que cayó en ella y ambos perecieron; Ciertos filmes: Armagedón, El día después de mañana, Impacto profundo, etc. nos muestran eventos en los que una o varias personas se sacrifican para que una multitud sobreviva.
Nos asombramos al ver cuanta generosidad se despliega al ver a los jóvenes que cantan en los coros parroquiales, en los movimientos apostólicos. Quieren hacer las cosas bien, no les basta con cantar sino que ensayan para hacerlo bien.
La Sagrada Escritura presenta unos criterios para hacer una lectura de la vida de las personas: la esperanza, sacrificio, superación de las pruebas. Trabajar por los demás implica una buena dosis de aprender a mirar el futuro con optimismo; el servicio que se presta a la otra persona se hace con la intención de que su vida se proyecte hacia adelante y que en ese proyectarse va también la vida de la persona que ayuda. La acción no es un momento puntual sino que se prolonga en el tiempo y mas si es una acción benéfica.
El testimonio de los santos y santas manifiestan que en sus vidas fueron personas de carne y hueso que superaron dificultades. A veces se piensa que los santos y santas anduvieron en una especie de “alfombras mágicas”, que todo era color de rosa. Su vida como la nuestra de cada día, está salpicada de luces y sombras; ellos fueron capaces de vencer las sombras permitiendo que la gracia de la Santísima Trinidad empapase sus vidas “porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él” (Sab. 3,5). “No temamos la cruz que supone la fidelidad al seguimiento de Cristo, pues ella está iluminada por la luz de la resurrección.”( Aparecida, mensaje a los pueblos 29).
“Todos los cristianos de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de vida cristiana y a la perfección del amor.”(LG. 40). Esta santidad favorece también en la sociedad terrena, un estilo de vida más humano. El amor que le profesamos a Dios Padre debería impregnar el ambiente como un aroma agradable.
Y ¿qué somos nosotros? Somos polvo que aspira al cielo. Débiles nuestras fuerzas, pero fuerte el misterio de la gracia que está presente en la vida de los cristianos. Somos fieles a esta tierra que Jesús amó en cada momento de su vida, pero sabemos y queremos esperar en la transfiguración del mundo, en su cumplimiento definitivo donde finalmente no habrá lágrimas, maldad y sufrimiento.
¡Que el Señor Jesús nos dé la esperanza de ser santos! Pero alguno de ustedes podría preguntarme: “Padre, ¿se puede ser santo en la vida diaria? Sí, se puede. “¿Pero esto significa que tenemos que rezar todo el día?”.
No; significa que tienes que hacer lo que debes todo el día: rezar, ir al trabajo, cuidar de tus hijos, estudiar, hacer deporte, etc. Pero es necesario hacerlo todo con el corazón abierto hacia Dios Padre , de forma que tu tarea, también en la enfermedad, en los sufrimientos, en las dificultades, esté abierta a la Santísima Trinidad. Y así podemos ser santos y santas.
¡Que el Señor Jesús nos dé la esperanza de ser santos y santas! No pensemos que es algo difícil; a veces se piensa que es más fácil ser delincuentes, corruptos, que ser santos. ¡No!. Se puede ser santo porque nos ayuda el Señor Jesús; es El quien nos ayuda.
Es el gran regalo que cada uno de nosotros puede hacer al mundo. Que el Dios Padre nos conceda la gracia de creer en él tan profundamente como para convertirnos en imagen de Cristo para este mundo. (Catequesis del Papa Francisco).
La propuesta de santidad tiene diferentes claves de lecturas de acuerdo al contexto; para nosotros hoy se traduce en los términos del documento de Aparecida DISCIPULOS MISIONEROS. Este es un programa amplio que tiene su hontanar en el acontecimiento del encuentro con Nuestro Señor Jesucristo.
Estar los pies del Maestro para escuchar con disciplina su Palabra, que es palabra de vida y que sólo El puede ofrecérnosla. Conocer al Maestro, dejar que el Maestro nos conozca. Entusiasmarnos porque creemos que es el Salvador del mundo y que la tarea es ingente pero no imposible ya que “El Espíritu Santo, que el Padre nos regala, nos identifica con Jesùs-Camino, abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos e hijas suyos y hermanos unos de otros; nos identifica con Jesùs-Verdad, enseñándonos a renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones, y nos identifica con Jesùs-Vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros tengan vida en EL” (Documento de Aparecida, 137).