La destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil concretada este miércoles, provocó el congelamiento de relaciones con Venezuela.
El presidente Nicolás Maduro decidió retirar «definitivamente» a su embajador luego que el Senado de Brasil declarara a Rousseff culpable de violar las leyes presupuestarias. Naciones como Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua, cercanos al Gobierno de la que fuera la primera presidenta brasileña, se limitaron a rechazar la acción que algunos catalogaron «Golpe de Estado».
Alberto Efraín Castellar Padilla, ya había sido llamado a Caracas en mayo para evaluar la «jugada injusta» contra Dilma, catalogó en ese momento Maduro.
«Las oligarquías políticas y empresariales recurrieron a artimañas antijurídicas bajo el formato de crimen sin responsabilidad para acceder al poder por la única vía que les es posible: el fraude y la inmoralidad», expresó el comunicado de la cancillería venezolana.
- Con 61 votos a favor y 20 en contra, el Senado puso fin a 13 años de gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). De forma simultánea el conservador Michel Temer, fue juramentando horas después como presidente, para terminar el mandato de Rousseff hasta el 2018.