Bernabé Gutiérrez
Definitivamente Nicolás Maduro y su gobierno corrupto, inepto e inmoral, nos ha llevado a la involución en todos los ámbitos de la vida nacional, trayendo retraso, miseria, desolación y muerte. En esta economía de guerra impuesta por la revolución, el pueblo venezolano, sencillo, de a pie y humilde hasta los tuetanos, há tenido que desprenderse de sus costumbres y tradiciones alimenticias, producto de la escasez, del desabastecimiento y de la inflación galopante en Venezuela.
Comenzando por el infaltable café mañanero para el comienzo de sueños y faenas, ha tenido que ser sustituido por brebajes y bebidas aromáticas, ante la ausencia del dúo milagroso para cada hogar, como es el negrito y el azúcar, quien fue infaltable en cada hogar durante generaciones, pero esta revolución absurda no los arrebató. Asimismo, la arepa, el pan, el arroz, la pasta, han tenido que cambiarse por galletas, cambures, mangos, verduras y cuanto se le ocurra al ingenio de nuestras heroínas en el hogar. Y ni hablar de la carne, el pollo, el pescado o el queso, simplemente se hace cuesta arriba para el bolsillo herido de muerte de los venezolanos para poder adquirir esos nutrientes esenciales para una buena alimentación. Por tanto, la gente ha dejado de ingerir estas proteínas, porque simple y llanamente no hay dinero para adquirir alimentos que hasta hace nada, eran infaltables en el hogar de cualquier venezolano.
Pues bien, Maduro nos ha llevado a la “era del huevo sancochao” como alimento único para el bolsillo del 67% de la población venezolana que perciben un salario mínimo. Es decir, el cartón de huevos ronda entre los 3700 y 4000 bolívares, y trae 36 unidades. De alguna manera significa un paliativo para las proteínas requeridas, pero en un hogar promedio de cuatro miembros, esto no alcanza ni para una semana, y allí ya se va el 40% del ingreso mensual. Aunado a esto, la gente no se puede dar el lujo de hacer un perico por lo costoso del tomate y la cebolla, menos pueden freirlos porque no hay aceite, por lo que se tienen que limitar a comer huevos sancochados como la comida fuerte del día, y no crean que en muchas cantidades, uno por cabeza para que alcance.
Aunque suene duro decirlo, esta realidad se vive a diario en millones de hogares venezolanos, donde las madres y esposas se debaten en qué comprar para complementar con los huevos que se han convertido en el alimento por excelencia de nuestras familias. Y lo peor, es que Maduro nos ha sometido a una era de huevo sancochao, mientras él y sus jerarcas, se jartan de buenos banquetes y platos exquisitos que a más de uno les hincha el bembe por lo sofisticado de los mismos.
Pues bien, esta revolución en su política de exterminio se ha llevado todo a su paso, incluso se ha llevado por delante la alimentación de un pueblo, cada día más débil y desganado por falta de comida. No obstante, no hay ningún indicio de una política de rectificación, todo lo contrario, ahora Maduro en la etapa final de este gobierno agónico, ha declarado la militarización alimentaria, con la designación del Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, como máximo jerarca de la “Gran Misión de Abastecimiento Soberano”, lo que viene a significar otro desatino y un error garrafal, porque frente a una crisis humanitaria tan profunda como la que vivimos, los errores y las improvisaciones son imperdonables y no tienen cabida en estos momentos.
Dios nos agarre confesados con este personaje que desgobierna nuestro país, en niveles de demencia y desatinos, que está jugando nada más y nada menos que con la vida de los venezolanos, al someterlos a la “Dieta Maduro”, la cual no sólo le hace la competencia a gimnasios y nutricionistas, sino que atenta con la calidad de vida de un pueblo en su conjunto, que está muriendo de hambre y que clama justicia y cambio.
Bernabé Gutiérrez / Acción Democrática / @adbernabe
Opinión |¡La era del huevo sancochao! por Bernabé Gutiérrez