Este sábado se llevó a cabo el acto de graduación de la séptima cohorte del Programa LIDERA. La ocasión fue propicia para que Oliver Blanco, Director de Comunicaciones Estratégicas y Relaciones Públicas e Institucionales de la Asamblea Nacional, fuese el orador de orden.
Desde el Paraninfo Luisa Rodríguez de Mendoza de la Universidad Metropolitana, Blanco explicó que en la Venezuela de hoy formarse, cursar estudios universitarios y prepararse académicamente para enfrentar el presente y los días por venir es prácticamente un acto de “subversión” debido a que ahora adquirir conocimientos implica, entre otras cosas, adquirir también unos valores, tales como diversidad de ideas, talento y debate democrático, que atentan contra todo aquello que lamentablemente se ha hecho común.
“El daño ha terminado siendo un combustible para movilizar a quienes queremos construir, aplicando cuanta energía tengamos para lograrlo”, indicó Blanco al tiempo de destacar que para todos debe ser un gran desafío el hecho de formar el liderazgo que debe asumir la construcción del, hasta ahora, oscuro, futuro venezolano.
Recordó el referido director que desde niño, al igual que todos los presentes (aproximadamente 300 jóvenes) había escuchado a muchos decir que los jóvenes son el futuro del país. Explicó que un buen día resolvió “desconfiar” de quienes insistían en repetir la mencionada frase.
“Verdaderamente somos el presente y solo podremos ser parte del futuro y mejorarlo si no delegamos al tiempo lo que nuestra conciencia y voluntad nos exigen hacer ahora. Quienes nos han prometido ser el futuro, son también quienes repiten que Venezuela es un país rico y comprenden nuestra crisis como un problema netamente de eficiencia e infraestructura”, indicó Blanco.
Ruptura total
Asimismo el director de comunicaciones estratégicas de la AN, Oliver Blanco, señaló que lo que está en juego en Venezuela no es un simple cambio de gobierno o de un partido político de turno, sino una ruptura total que conduzca al país a un sistema de gobernabilidad democrática verdaderamente acorde con la dignidad de las personas.
“Debe ser un sistema que asuma la educación como un proceso que no debe reducirse a la enseñanza y aprendizaje en el aula, sino a afrontar el desafío de crear condiciones para que desde antes de nacer, los niños en formación estén bien alimentados y tengan aseguradas las mismas oportunidades biológicas y de nutrición para crecer y aprender en un ambiente que les estimule”, precisó Blanco.
Señaló que como venezolanos necesitamos sincerarnos y perdonarnos con justicia. De acuerdo a su consideración ningún país del mundo avanza si se encuentra dividido y mucho menos cuando se fuga el talento que a cuestas logró formarse y ahora busca escapar fuera de nuestras fronteras a toda cosa.
“Aquí el que se va sí hace falta y el que se queda, lamentablemente tiene al menos la aspiración de migrar, reduciendo así no solo sus horizontes sino los de nuestro país. El cortoplacismo ya no es el mal de los gobernantes irresponsables sino prácticamente la única opción de una sociedad que no puede pensar en el mañana porque siente que no le pertenece el aquí y el ahora”, dijo el referido director.
Sentencia de muerte
Al referirse al grave problema de violencia que caracteriza a la Venezuela de hoy, Blanco explicó que no hay que ser un genio para darse cuenta que los altos niveles de inseguridad prometen a los venezolanos casi una sentencia de muerte. “Es cuestión de suerte”, sentenció.
Pidió a los presentes que al hablar del delicado asunto se haga con sinceridad y agregó: “Si no superamos el simplismo y asumimos que los incentivos a la depredación son mayores que los incentivos a la producción, la empresa criminal supera a la libre empresa y el delito se ha convertido en la más atractiva actividad económica de la nación. No necesitamos un país donde primero sean las armas, sino la gente”.
Convencido de que pronto habrá cambios positivos en el país Oliver Blanco consideró que los cambios inducidos por la globalización demandan que Venezuela se inserte en un mundo competitivo que ya no lo regirá el que tenga mayores recursos naturales sino el que tenga mayor talento.
“Y el talento se construye en libertad, libertad para ser y para hacer. Nosotros somos privilegiados, hemos tenido acceso a oportunidades de educación y de desarrollo a las que muchísimos venezolanos no han tenido y probablemente no tendrán. Mientras Venezuela sobrevive en su crisis, nosotros sí podemos y tenemos que pensar en el mañana. La meta, definitivamente, se llama Venezuela”, finalizó diciendo Blanco.