Como estaba previsto, el domingo siete de agosto, Gustavo Petro fue investido como el primer presidente de izquierda de Colombia para los próximos cuatro años, convirtiéndose así en el 42 presidente de esa nación.
Petro, de 62 años, caminó rumbo a la Plaza de Bolívar de Bogotá en compañía de su esposa y sus hijos. Luego Roy Barreras, presidente del Congreso de Colombia, juramentó al nuevo mandatario, mientras que la senadora izquierdista María José Pizarro le impuso la banda presidencial.
El nuevo presidente describió las propuestas de su gobierno, entre las que destacan las reformas a la salud, tributarias, las pensiones y la educación.
Petro invitó a iniciar el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y lograr una “paz total” que implica el sometimiento a la justicia de las bandas criminales que se alimentan del narcotráfico.
El mandatario señaló que es necesario cambiar la política contra las drogas. «Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados durante estos 40 años, y que deja 70.000 norteamericanos muertos por sobredosis cada año”.
Uno de los acontecimientos fue el momento en el que Petro rompió el protocolo y pidió un receso para que la Casa Militar llevara al acto la espada de Simón Bolívar que reposa en un cofre en el Palacio de Nariño, gesto que negó el presidente saliente Iván Duque.
Cuando, tras un receso, llegó la espada, los asistentes a la investidura de Petro gritaron: «Alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina».
«Llegar aquí junto a la espada de Bolívar es toda una vida. No quiero que esté enterrada nunca más, es la espada del pueblo», señaló Petro. El mandatario dijo que la espada debe volverse un eco permanente, un eco protocolario y silencioso cada vez que un Presidente tome juramento.
Por otro lado, según medios colombianos, Petro recibe el país con la inflación más alta de las dos últimas décadas, un desempleo por encima del 11 % y la promesa de desarrollar una ambiciosa agenda social y ambiental.
A pesar de que expertos aseguran que las relaciones entre Venezuela y Colombia se reanudarán con el nuevo Gobierno al mando, el gobernante Nicolás Maduro no fue invitado a la toma de posesión de Petro en la participaron 60 delegaciones nacionales e internacionales, además, aproximadamente 100.000 personas y 1.000 artistas.
También acudieron el Rey Felipe de España, los presidentes Luis Arce, Bolivia; Gabriel Boric, Chile; Alberto Fernández, Argentina; Luis Abinader, República Dominicana; Xiomara Castro, Honduras; Guillermo Lasso, Ecuador; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Costa Rica, Rodrigo Chaves Robles, y la esposa del presidente de México, Beatriz Gutiérrez, entre otros.