Miles de ciudadanos ecuatorianos protestaron en Guayaquil y Quito contra el presidente Rafael Correa y dos proyectos de ley que buscan aumentar impuestos a las herencias y a la plusvalía en la venta de inmuebles / Sectores empresariales, ricos y de clase media encabezan las protestas por considerar como «castigo» las leyes que perjudican al patrimonio familiar y al éxito económico
El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, lideró la manifestación de miles de personas vestidas de blanco. En su discurso, Nebot acusó a Correa de «Poner la patria al revés, y nosotros tenemos la obligación ética, política, social, de solidaridad de impedirlo. ¿Ustedes quieren que Ecuador sea Venezuela?», expresó el político en la avenida 9 de Octubre de Guayaquil, quienes respondieron «nooo» ante el temor de que el país sea llevado a una crisis económica.
«Dicen que la prosperidad, el derecho a prosperar, merece castigo. Ese país no lo vamos a aceptar nunca jamás, porque ése no es Ecuador, ése es Venezuela», señaló ante la multitud que se perdía a la distancia y que coreaba «¡Fuera Correa, fuera!».
El alcalde pidió no poner en peligro la dolarización: «Nos ha dado estabilidad, capacidad compradora a los salarios y crédito para vivir mejor. Queremos un Ecuador sin impuestos confiscatorios … un Ecuador que no quiere lucha de clases, donde la confianza en la seguridad jurídica permita a la empresa nacional e internacional … invertir, crear, producir produciendo, empleo y bienestar». Se conoció que los opositores lograron romper una de las barreras policiales en las cercanías del Palacio de Carondelet, pero no llegaron a encontrarse con simpatizantes de Correa.
«¡Gracias! Miles reunidos en Plaza Grande cuando supieron que los de luto iban a Carondelet. Somos pacíficos, pero defenderemos la Revolución», dijo el presidente Rafael Correa.
En el lugar también se concentraron funcionarios de Estado que ratificaron la disposición del gobierno a entablar un diálogo con todos los sectores de la sociedad civil y calificaron a las movilizaciones de sectores de la oposición como un “claro intento de desestabilización”.